Se acuerdan ustedes cuando en nuestras salas de cine se estrenaban películas normales? Con esto me refiero a películas con guiones que no tuviesen que ver con el cine pueril de señores con mallas o comedias de pedorreta. Películas que pensaban en la calidad artística y a la vez en hacer taquilla. Hoy en el cine español o tenemos cine barato y de festivales que no ve nadie o grandes taquillazos. Nada en medio. Acabamos de vivir el taquillazo de los taquillazos. La nueva película de Marvel, otra de Los Vengadores, supera el millón de espectadores en España y en Estados Unidos es el estreno número uno de la historia con 250 millones de dólares. Su recaudación global es, atención, de más de 630 millones de dólares (¡y eso que no se ha estrenado todavía en China!). ¿Saben en cuántas pantallas españolas se proyecta? Nada menos que en 975. ¿Quién compite con eso? Otra pregunta: ¿la película lo merece? Para el crítico de El Mundo, Luis Martínez, "es tan aburrida como chupar un clavo. Una incontinente inanidad de 156 minutos con la emotividad y tensión de un dolor de vientre". Y en la otra esquina del ring tenemos esta semana a Mi querida cofradía, gruesa y políticamente correcta, sin mojarse, blandita y blanquita. Lo que le gusta al público mayoritario y a los ejecutivos de las cadenas de televisión. Cero riesgo. ¿Y la clase media, el otro cine español? Como bien me dijo el director Víctor García León, "si haces una lista de tus 10 películas favoritas del cine español, casi siempre salen películas de clase media, de un autor que tiene una pata en lo industrial. Saura, Buñuel, Almodóvar… El verdugo o Viridiana tienen una mirada de autor, pero no es un low cost de videoartista. Son películas que están en el mercado. ¡El sistema de producción ha echado al modelo de película española que mejor iba!". No hay riesgo, el mercado está muerto de miedo. Ya lo dijo Francis Ford Coppola cuando le preguntaron cómo se hace una película artística y a la vez industrial y exitosa como El padrino. Su respuesta fue tan lacónica como sencilla: "Arriesgando, hoy una producción como El padrino es impensable". Demoledor.