El embajador de Canadá en España, Matthew Levin, se encuentra en plena campaña de promoción y divulgación del acuerdo comercial Ceta, y recibe a elEconomista en la sede de la Embajada en Madrid, para tratar los aspectos más relevantes del pacto. ¿Contribuirá el Ceta a la relación política entre Canadá y la UE? La relación entre Canadá y la UE no es nueva, pero en los últimos años nos hemos identificando cada vez más como socios estratégicos prioritarios. De hecho, la negociación de este tratado, que comenzó hace siete años, ha estado acompañada de un acuerdo paralelo denominado Acuerdo de Asociación Estratégica, el cual va a aportar una infraestructura de encuentro y diálogo político. ¿Qué supone el Ceta en el marco internacional actual? El Ceta es un nuevo marco de co-mercio abierto y progresista, que corresponde al siglo XXI y equilibra el dinamismo económico internacional con la idea de responsabilidad compartida, para asegurar que toda la población se beneficie. ¿Cómo ve la renovación del TLCAN? Nuestra visión del proceso es la de salir con un acuerdo aún más mo-derno, más ambicioso en el plano comercial, más progresista y con una atención especial en protección del medio ambiente, derechos de los trabajadores e incluso un capítulo de género, pensando en la mujer, como hicimos con Chile, y que nos gustaría incluir en TLCAN. Estamos en la mesa de negociación comprometidos con un resultado, la situación es complicada, pero sentimos una dinámica positiva. Canadá tiene una relación con EEUU no solo comercial, ya que compartimos territorio, historia, medio ambiente y haremos todo lo posible para convencerles de que esta visión del mundo es la más conveniente. ¿Se nota en la economía de los países esta fase de renegociación? No se está notando ninguna consecuencia en la economía real, porque el tratado sigue funcionando. En la economía de los países que están en el acuerdo no hemos visto ningún impacto, pero una renegociación siempre crea cierta incertidumbre, y puede afectar a planes de inversión a largo plazo. Pero si vemos los datos de Canadá, es el país con mayor tasa de crecimiento de los últimos diez años del G-7. ¿Hay similitudes entre el caso de Quebec y el de Cataluña? Hemos visto muchos comentarios comparando la situación de Canadá con lo que ocurre en Barcelona, comparándolo con Montreal, y la situación es diferente, cada una con sus propias características. En Montreal, si uno mira las décadas pasadas,hubo altibajos con periodos de expansión y de contracción. Es verdad que, en cierto momento, las empresas dejaron Montreal y trasladaron su sede social con parte de su oficina y su personal a otras partes de Canadá. Pero la mayoría de desplazamientos se produjo en los años 70, y no en los 90, cuando se realizó el segundo referéndum y era el momento álgido del debate independentista en Quebec. Si bien las empresas que salieron no han vuelto, hoy Quebec es una economía fuerte, dinámica e innovadora, como en el sector aerospacial, que está entre los cinco más importantes del mundo. ¿Cómo valora el acuerdo entre Mercosur y la UE? ¿Qué intereses tiene Canadá en Latinoamérica? La continuidad del TLCAN no afecta a los intereses que tenemos en aumentar lazos comerciales con Latinoamérica. Ya tenemos acuerdos con Chile, Perú, Colombia, Costa Rica, Panamá, Honduras, y es una red que queremos ampliar, como la UE, que ya tiene muy avanzada su negociación con Mercosur. Esta es otra conversación que nosotros hemos empezado, lanzando oficialmente ya en marzo las negociaciones sobre un acuerdo con Mercosur.