"Asia es difícil porque están haciendo coches muy ajustados en costes y, sin embargo, es el mercado que realmente crece. Si no somos capaces de triunfar allí seremos algo pequeño", reconoce el presidente de Gestamp, aludiendo a las cifras que maneja el continente asiático. Actualmente, produce la mitad de los vehículos a nivel mundial y se estima que del crecimiento futuro, un 70 por ciento provenga de allí, principalmente gracias al tirón de China e India. Para el fabricante de origen burgalés, Asia representa el 13,4 por ciento de sus ingresos -un total de 1.102 millones de euros al cierre de 2017-, siendo su tercer mercado por detrás de Europa Occidental, con cerca de la mitad de la facturación y Norteamérica -EEUU y México- donde sus ventas ascendieron a 1.483 millones de euros, un 18,1 por ciento del total (ver gráfico). A comienzos de este año, Gestamp firmó una joint venture con el grupo chino BAIC -el Gobierno de Pekín exige a los extranjeros tener un socio local- para "aprovechar", afirma Riberas, "que los fabricantes están dispuestos a hacer coches más caros y, además, eléctricos, que requieren de estampación en caliente porque se han dado cuenta de que o bajan el peso de los coches o la duración de las baterías será menor y es ahí donde entramos nosotros". Ahora bien, Riberas reconoce que no es un cambio fácil ni por las diferencias de costes que se producen en Asia ni por la propia mentalidad europea. "Nuestros ingenieros siguen creyendo que el paradigma de la normalidad es lo que piensa el consumidor de Berlín, pero a mí me interesa más lo que piensen los indios que cuando superan los 8.000 dólares de ingresos lo primero que quieren es cambiar la moto por un coche. En esos vehículos no vamos a competir metiendo fibras de carbono, sino pura y simplemente, ofreciendo un concepto sensato en tema de emisiones y seguridad".