Lo más importante para un relevo generacional es que quien cede tenga ganas y voluntad de ha-cerlo y quien recibe tenga las mismas ganas y compromiso", advierte Claus Rohrer, director de las clínicas Buchinger Wilhelmi durante 35 años y que ahora cede el puesto a su hija, Khatarina Rohrer-Zaiser, y a su sobrino, Victor Wilhelmi, dejando paso a la cuarta generación de la familia. Se trata de una empresa familiar con dos clínicas, una en Überlingen (Alemania) y otra en Marbella, con más de 55 años de historia. Fue en 1963 cuando el doctor Otto Buchinger fundó la primera sede en Alemania y diez años más tarde abrió la de España. La empresa, que hoy es mundialmente conocida, se caracteriza, entre otros, por su arraigo familiar y por la historia de diferentes generaciones que han asumido el cargo directivo, siempre conservando la esencia y los valores de su fundador. Concretamente, la empresa es líder en el campo de la ayunoterapia, nutrición y medicina integrativa. Como explica la nueva directora -matizando que, además de clínica, tiene las mismas características que un complejo hotelero y a veces la comparan con un convento por sus zonas de silencio-, "es una clínica privada donde ingresan los pacientes para al menos 10 días -la media es de 12 o 13- para someterse a una cura. La mayoría lo hacen ayunando, otros tienen una dieta sana... siempre adaptándose a las necesidades individuales de cada uno, y siempre acompañados por un médico y un gran equipo de terapeutas y enfermeras". Así las cosas, ahora es el turno de Khatarina Buchinger y de su primo, Victor Wilhelmi, hijo de Raimund Wilhelmi y la doctora Françoise Wilhelmi de Toledo, que han sido los directores de la clínica junto con Claus Rohrer y su esposa, Jutta Buchinger, desde el año 1985 hasta principios de 2018, cuando se produjo la sucesión. Una decisión meditada A pesar de que cualquier cambio siempre impresiona, Rohrer detalla que no es una decisión improvisada ni repentina. De hecho, desde hace cinco años tenía pensado este relevo generacional, por lo que se ha podido llevar a cabo siguiendo el protocolo de relevo familiar: "Cuando tenía 60 años pensé en que a los 65 lo haría. Hemos tenido tiempo suficiente para hacerlo, basándonos en nuestra misión, visión y valores. Esto lo incentivamos hace un año y medio, cuando empezamos a trabajar de forma muy concreta en el relevo, y Katherina y Victor se incorporaron de forma activa. Han tenido un entrenamiento completo, pasando por todos los equipos de la clínica y han trabajado conmigo codo a codo". A la pregunta de si los sucesores están realmente preparados para asumir el papel, Rohrer no duda: "Están mucho mejor preparados de lo que creía. Ellos llevan ya la gestión, y yo estoy atrás como coach, como feedback, para darles consejos... Y esto está funcionando mucho más fácil de lo que imaginaba. A mí me ha costado menos ceder y a ellos tomar las riendas", sentencia. Por su parte, la nueva directora de la clínica advierte de que aún no es consciente del "tesoro" que han heredado su primo y ella: "Ofrecemos algo que está en auge y de moda, el ayuno y su relación con la salud está en la prensa de todos los países. Hemos heredado una empresa muy sana y preparada para el futuro". Próximos cambios En el poco tiempo que llevan al mando, los nuevos directores ya han puesto en marcha alguna de las nuevas ideas y actividades que incluirán en la clínica: "Queremos dar un aire nuevo, pero siempre manteniendo la esencia principal", aclara Katherina Rohrer. La Casa de la Inspiración es uno de los proyectos que ya está en camino. Esto consiste en un lugar ideado totalmente para desconectar del exterior y poder meditar. "Tendrá un jardín precioso, donde la gente puede buscar algo más allá". Además, proyectos como Digital Detox, que consiste en no tener ningún contacto con los teléfonos móviles, o realizar su propio cultivo de alimentos ecológicos, están también en proceso. Como no podía ser de otra manera, Katherina define a su padre como un hombre diplomático, que escucha siempre a los colaboradores, muy claro en sus directrices y justo en sus decisiones. A fin de cuentas, un líder participativo. Por su parte, el exdirector también le regala unas bonitas palabras a su hija y sucesora, y es que para Rogher ella es equilibrada, profesional, muy bien preparada y con un tacto especial para tratar con las personas. Con todo esto, y con la confianza que ambos se inspiran, un proceso que podría convertirse en una guerra está resultando, hasta el momento, un camino de rosas.