En Castillo de Canena están de celebración. En su 15 cumpleaños no han podido tener mejores regalos: la prestigiosa guía Flos Olei ha reconocido su picual como el mejor aceite del mundo y el Ministerio de Agricultura, con sus premios Alimentos de España, ha reconocido su producción ecológica. Y no es la primera vez: el Ministerio de García Tejerina ha galardonado su producción agronómica, su producto y su política de internacionalización. ¿Cómo han celebrado sus 15 años de existencia? Hemos hecho un informe con datos económicos de lo que ha representado la historia del grupo en los últimos ocho o diez años. El grupo lo componen el holding familiar y tres empresas: una compañía agronómica, la parte de la almazara industrial y la comercializadora de los aceites de oliva virgen extra (AOVE). ¿Y cómo han salido los números? El año pasado ha sido el mejor de nuestra historia con unos activos totales de 37 millones de euros y un bruto de 26 millones. Además, si vemos la evolución desde 2008, hemos pasado de 26 millones a 37 millones de facturación, un beneficio antes de impuestos de 4,3 millones, un ebitda de 5,1... Pero lo más importante para mí es la capacidad que tiene el grupo para generar crecimientos ordenados y sólidos con recurrencia y constancia. Y eso que han sido testigos de toda la crisis económica... Una de las conclusiones más importantes que podemos obtener es que en el sector agroindustrial -dentro de que nos afectó la crisis igual que a otros sectores-, ésta nos tocó de forma más tangencial. Pudimos aguantar la recesión con una mayor fortaleza porque los fundamentos eran muy sólidos. De hecho, durante los peores años crecimos en todas las magnitudes e incrementamos la fuerza laboral. Hemos pasado de tener 57 empleados en 2008 a los actuales 82, de los cuales 18 son mujeres. Pueden parecer pocas, pero de los 13 directivos del grupo, 10 son mujeres. También la internacionalización ha sido importante... Sí. En 2003, cuando nace la compañía, lo hace con dos elementos muy claros: centrarnos en producir solo aceites de extrema calidad y mirar más a los mercados exteriores que al interno. Así, durante la crisis, estos dos fundamentales junto con la innovación en todos los eslabones de la cadena de valor nos han permitido incluso seguir creciendo. ¿Y en cuántos países están ahora presentes? Actualmente, en 54. La exportación llegó a representar casi un 70 por ciento anteriormente, pero el año pasado como España ha crecido, afortunadamente, estamos en un 63 por ciento de exportación y un 37 por ciento de mercado nacional. ¿Qué porcentaje de su facturación invierten en I+D+i? Depende de las compañías, pero aproximadamente entre un 2 y un 5 por ciento de forma recurrente. Nuestra compañía agronómica tiene el sello de pyme innovadora del Ministerio de Industria. Además, tenemos un departamento de I+D transversal, donde están presentes personas de las tres empresas, y un comité de I+D donde se ve la innovación en la parte agronómica, en la industrial y en la parte de producto. Además, colaboramos en proyectos de I+D con la Universidad de Granada, la de Jaén, la de Córdoba, el Instituto de Investigación y Formación Agraria y Pesquera (Ifapa) e, incluso, con el Consejo Superior de Investigaciones Científicas. El primer proyecto de I+D es de 2009, porque la innovación forma parte de nuestra filosofía corporativa. ¿Se está viviendo un 'boom' del aceite de oliva? En el AOVE concurren dos factores: la parte sensorial, organoléptica, que es excelente, y los cada vez más numerosos beneficios para la salud. Esa doble tenaza ha hecho que tengamos un producto con muchísimo presente pero, sobre todo, con muchísimo futuro. Si la gran revolución del último tercio del siglo XX fue la del vino, la revolución del primer tercio del siglo XXI es la del aceite. ¿Por qué le ha hecho especial ilusión el último galardón del Ministerio de Agricultura a la producción ecológica? Porque no es solo por haber producido unos aceites ecológicos de altísima calidad, sino que, en general, toda nuestra política dirigida a la parte agronómica ha ido muy enfocada hacia la sostenibilidad, hacia el respeto al medio ambiente y hacia regenerar el pequeño ecosistema de nuestra finca. Uno de los objetivos que nos hemos marcado es constatar que somos una empresa me-dioambientalmente responsable, por eso hemos certificado nuestra huella hídrica en 2011 y nuestra huella de carbono en 2013. Además de que estos factores diferenciales forman parte de nuestra filosofía corporativa, constituyen una herramienta de marketing muy potente para los mercados sensibilizados con la sostenibilidad. ¿Previsiones para 2018? Esperamos crecimientos de dos digitos, ya que en los dos primeros meses de 2018 la comercializadora ha avanzado un 23 por ciento.