El banco portugués BPI, controlado por CaixaBank, ganó 10,2 millones de euros en 2017, un 96,7 por ciento menos que el año anterior, debido a costes extraordinarios de 389 millones, principalmente atribuidos a su participación financiera en Angola, de la que en el primer trimestre del año pasado cedió el control. El beneficio recurrente por su actividad en Portugal fue de 191 millones, un 21 por ciento más que en el ejercicio 2016 y el mejor dato de los últimos diez años. Los recursos totales de clientes crecieron en 1.800 millones de euros, un 5,6 por ciento más, y los créditos a empresas avanzaron un 6,4 por ciento, después de sumar 411 millones.