El interés inversor multiplica los planes de obra nueva y provoca subidas en precios del suelo y de las futuras casasEn 2015, el mercado de suelo finalista en Valencia estaba prácticamente parado. En 2016, se cerraron algunas operaciones en las zonas de la ciudad en desarrollo, con precios de entre 200 y 300 euros el metro cuadrado. Unas cifras que, en 2017, se dispararon en las áreas con mayor potencial, hasta rondar los 650 euros por metro cuadrado, al calor de la creciente demanda por parte de grandes grupos y fondos de inversión internacionales, que se han convertido en los actores dominantes en un mercado en clara recuperación. Fuentes del sector cifran en alrededor de 80 las promociones en marcha en Valencia -en diferentes fases, desde solicitud de licencias a construcción-, que sumarían más de 3.000 viviendas, y hay más de 2.000 solicitudes de licencia pendientes de tramitación. El interés promotor se centra, sobre todo, en el comprador de primera vivienda, para dar respuesta a la bolsa de demanda insatisfecha en los últimos años. El parón en obras; la escasez de stock que cumpla con las nuevas demandas -en cuanto a calidad, tamaño y eficiencia energética, entre otros puntos-, y la mejora del poder adquisitivo de las familias, han impulsado la demanda, con un retorno de las ventas sobre plano. "Es hora de pasar de las palabras a los hechos y no tenemos dudas de que el comprador responderá. La clave es consolidar un mercado sano, fuerte y transparente, que genere confianza", subraya Juan Velayos, consejero delegado de Neinor Homes. Este interés inversor en Valencia se ha traducido en un repunte del precio medio del suelo finalista e, incluso, se han dado operaciones de recompra de terrenos entre promotoras. El presidente del Colegio de Agentes de la Propiedad Inmobiliaria de Valencia, Alfredo Cano, alerta de que "los precios de la vivienda han subido de forma significativa en 2017 y esta situación se puede acentuar en 2018. Esto puede dar lugar a una miniburbuja inmobiliaria y volver a los errores que llevaron a la crisis". Un riesgo que, sin embargo, el sector descarta. "No apreciamos, en absoluto, síntomas de una burbuja. Se parte de niveles mínimos y, lógicamente, si hay más demanda, el precio sube, pero tenderá a normalizarse", dice Antonio Olmedo, presidente de la Federación de Empresas Promotoras de la Comunidad Valenciana (Feprova). Además, "y a diferencia de anteriores ciclos, la no existencia de financiación bancaria masiva a la compra de suelo limita las capacidades de inversión a un número más reducido de operadores y exige rigor, por cuanto el consumo de capital se traslada a los balances de los promotores desde el momento cero", destaca Sergio Gálvez, director de Estrategia e Inversión de Aedas Homes. "Lo que es cierto es que existe un profundo problema de base, en la generación de suelo finalista en España, que es un despropósito. La simplificación normativa y la agilización de los trámites ayudaría", asegura Velayos. Neinor planea promover unas 500 casas al año en la región. En nueve meses, ha comprado ocho suelos en Valencia, con capacidad para 1.200 viviendas, y tiene un terreno en Alicante y otro en Castellón. La firma analiza otras oportunidades. Aedas Homes -participada por el fondo Castlelake- tiene suelo finalista en la Comunidad Valenciana para más de 2.250 viviendas y mantiene posición compradora, mientras Aelca -del fondo Värde Partners y que promueve suelos de la Sareb- cuenta ya con terrenos para desarrollar más de 2.300 viviendas en la región. Grandes grupos, como Metrovacesa, y promotoras locales, como Pavasal, Urbem o Armiñana, han vuelto con fuerza a un sector por el que el capital local está apostando -por ejemplo, Zriser, de la familia Serratosa, creó su propia promotora y Atitlan entró en Obinesa-.