La Comisión Europea presentó ayer una iniciativa para invertir junto con 13 países europeos, entre ellos España, 1.000 millones de euros en el desarrollo de una infraestructura de superordenadores europeos de categoría mundial. El objetivo de esta ofensiva consiste en reducir la distancia del bloque comunitario con respecto a los líderes mundiales en tecnología de alto rendimiento, como China o Estados Unidos. Los superordenadores son necesarios para tratar cantidades "cada vez más ingentes de datos" y aportan beneficios para la sociedad "en numerosos ámbitos", como la atención sanitaria, la energía renovable, la seguridad de los vehículos y la ciberseguridad, según explicó el Ejecutivo comunitario. "Cada vez son más los científicos y empresas europeas que tratan sus datos fuera de la UE. Esta falta de independencia constituye una amenaza para la privacidad, la protección de datos, el secreto comercial y la propiedad de datos, especialmente en las aplicaciones sensibles", advertió ayer la Comisión Europea.