En la temporada conmemorativa de su doble aniversario -el bicentenario de su fundación y los 20 años de su reapertura-, el Teatro Real participó ayer por primera vez en la Cabalgata de Reyes de Madrid con una carroza que celebró la invención y la creatividad al servicio de la magia de la ópera. Así, con cerca de 9.000 luces y llevando en su cabecera la efigie de Mozart, la carroza del Teatro Real, realizada a mano por varios artistas, se presentó como un espacio de ensueño que cobijaba piezas de atrezo, maniquíes e instrumentos musicales que evocan la imaginación y la fantasía. Con todo esto, se pudieron ver autómatas de Los cuentos de Hoffmann, de Jacques Offenbach, el zapato rojo de la ópera Don Quijote, de Cristóbal Halffter, caballitos y soldados de Tancredi, de Gioacchino Rossini y, a su lado, personajes que transitaron por distintos espectáculos, con trajes que usaron solistas, cantantes del coro, actores o bailarines en L'elisir d'amore de Gaetano Donizetti, Il tutore burlato de Martín y Soler, La forza del destino de Giuseppe Verdi, La bohème de Giacomo Puccini, El casamiento de Modest Musorgski o Divinas Palabras de Antón García Abril. Sabor, olor y música La carroza llevó música, olores y también sabores, con los más de más de 1.000 kilos de caramelos que se ofrecieron a todos los que creen en el poder de la fantasía. Además de un total de 30 niños desfilando, acompañados por una comitiva de 30 personajes de ópera, al son de las más populares arias del repertorio lírico, con olores que evocan la infancia.