En la columna del mes pasado, compartía las Previsiones realizadas por Loyola Economic Outlook para Andalucía, en la oleada de Otoño. Estas previsiones fueron cerradas a finales de septiembre, con la información que se tenía en ese momento. Ya decíamos que no se habían tenido en cuenta los efectos de la crisis catalana, porque era imposible incorporarlos. Ya lo he explicado en alguno de mis artículos, que las previsiones económicas se realizan con la información del pasado para captar las tendencias y con información a tiempo real que afine esa tendencia. Igual que los partes meteorológicos, que usan el histórico y se le añade la información que captan los radares. Pues bien. Ya estamos teniendo las primeras previsiones para Andalucía con información real de variables que están afectando a las mismas. Si desde Loyola Economic Outlook decíamos en septiembre, que Andalucía podría crecer hasta un 2,8 por ciento en su PIB y un paro del 23,5 por ciento para el total de 2018, a mediados de noviembre, BBVA Research ya está dando un descenso. En el caso del PIB, ya disminuye la previsión al 2,5 por ciento y el desempleo no bajará el 23,2 por ciento. Podemos extraer algunas conclusiones. La primera es que el PIB comienza a mostrar más debilidad en su crecimiento que lo que ya de por sí apuntábamos nosotros. Y segundo, que el desempleo, a buen seguro, no descenderá del 23 por ciento. Algo inaceptable. En economía, existe el principio de "Mano Invisible" de Adams Smith, que ya en 1776, sostenía que para el crecimiento económico, era loable el egoísmo individual pues generaría beneficio colectivo. Si un empresario quería ganar dinero, tendría que contratar mano de obra que redundaría en el reparto de su riqueza. Pues este mismo principio lo podemos trasladar a los efectos que el boicot del resto del país a productos catalanes puede estar produciendo ya. Analizar el impacto en términos netos es muy difícil aún. Por ejemplo. Sabemos que la demanda de cava catalán, ahora que se acercan las fiestas de Navidad, está sufriendo una caída importante. Y en cambio también sabemos que la venta de vino espumoso de Extremadura y Andalucía está incrementando sus peticiones de compra antes de las Fiestas. Pero esta tendencia también tiene otros efectos. Andalucía, donde el sector agroalimentario es fundamental, exporta gran parte de su producción a Cataluña como productos intermedios para producción final. Es decir, que los ingredientes de las pizzas que se fabrican en Cataluña -no voy a citar marca- proceden de Andalucía. Y entonces tenemos un problema. La literatura sobre los efectos desastrosos de guerras comerciales y boicots es amplia. Intentar crecer a costa de que otro decrezca, por ejemplo, con devaluaciones competitivas, termina arruinando a los dos contendientes. Por todo esto, y si sirve de algo, rogaría paralizar esta marea de boicotear productos catalanes. Aunque sea por egoísmo individual. Adam Smith dixit.