Jordi Cuixart, líder de la ANC, defendió trabajar en secreto si fuera necesario La destitución del gobierno catalán no será suficiente para reducir la presión del independentismo. Algunas fuentes explican que el rupturismo, antes de la aplicación del artículo 155 aprobada este fin de semana por el Gobierno español, ya contemplaba la posibilidad de que las instituciones catalanas fueran sustituidas y planearían mantener la presión internacional con un gobierno o un parlamento en el exilio o en paralelo. Con ello, además, tratarían de reforzar la imagen represiva que tratar de vender de España, ya que durante la dictadura Franquista se sucedieron tres presidentes de la Generalitat que no gobernaron (Lluís Companys, Josep Irla y Josep Tarradellas). La respuesta, por tanto, no sería el silencio, sino mantener la "movilización permanente", que piden desde el 11-S las dos asociaciones civiles independentistas, como son la Asociación Nacional Catalana (ANC) y Òmnium Cultural. El presidente de esta última, Jordi Cuixart, en el mensaje que dejó pregrabado antes de que se decretara su entrada en prisión preventiva ya adelantó que la organización estaba dispuesta si era necesario a "trabajar en la clandestinidad". Cuixart recordó que entre 1963 y 1967 se cerró su sede, por lo que se vieron obligados a funcionar en secreto. Así, si la CUP y ERC aplican la línea dura e instan a la proclamación de la república, previsiblemente, el próximo viernes, el objetivo sería que esta se publicara antes de que el Boletín Oficial del Estado (BOE) recoja las medidas aprobadas por el senado para desarrollar el 155. Si fuera aprobada -cabe la posibilidad de que una hipotética votación no saliera adelante- , los partidos independentistas podrían forzar que se publicara inmediatamente (tal como sucedió con la Ley del Referéndum) en el Boletín Oficial del Parlamento de Catalunya. Posteriormente, el rupturismo mantendría un discurso de obediencia a la Ley de Transitoriedad, que, según defienden, se activaría de forma inmediata tras la declaración de independencia en el parlamento catalán. No obstante, para hacer este salto, tanto JxSí como la CUP tendrían que saltarse su propia Ley del Referéndum, ya que los resultados del 1-O ni siquiera han sido presentados por la Sindicatura Electoral -que fue disuelta para evitar incurrir en multas-. Sin apoyos No obstante el planteamiento de represión que trata de defender el rupturismo, que insiste continuamente en comparar al gobierno de Mariano Rajoy con el Franquismo, la situación política española ahora y durante la Dictadura no tienen nada que ver. Hoy justo se cumplen 40 años del regreso a Barcelona desde Francia de Josep Tarradellas, el último presidente catalán en el exilio, que residía en Francia desde donde incluso publicó hasta tres diarios oficiales. Su sucesor fue Jordi Pujol, cuyo legado se ha visto duramente salpicado por la sombra de la corrupción, para un presunto beneficio propio, su familia y también el partido que fundó, CDC. Aunque el objetivo del independentismo con un gobierno exiliado o en paralelo o un parlamento alternativo, sería mantener la movilización en las calles de forma organizada como una manera para presionar a Europa. La intervención policial del 1-O le valió al gobierno catalán apoyos, pero no han sido suficientes para conseguir que ningún país europeo se haya puesto a su lado para apoyar la ruptura. No obstante, el independentismo continúa presionando a Europa -la manifestación del sábado fue un ejemplo de ello- para que se implique en las negociaciones. Por el momento, y ante la falta de apoyos, Carles Puigdemont ya ha renunciado a su petición de mediación, al ver que no se implicaban las autoridades europeas, con las que ha afirmado que se siente muy decepcionado. No obstante, no cesa en su empeño y una parte de su mensaje el sábado lo realizó en inglés, para continuar tratando de ganar apoyos internacionales.