La patronal agraria catalana advierte de que la independencia sería "un suicidio"Los tractores en la calle han sido durante las últimas semanas uno de los iconos del independentismo en Cataluña. Tanto en los días previos al 1-O, como en la misma jornada electoral, el protagonismo de los agricultores en la rebelión secesionista ha sido visible, pese a que es uno de los sectores que resultaría más perjudicado en un escenario de ruptura con el resto de España y la UE. El primer efecto sería la pérdida de las ayudas de la Política Agraria Europea (PAC). En 2016, un total de 51.286 agricultores catalanes se embolsaron 316 millones de euros en ayudas directas, las correspondientes al conocido como primer pilar de la PAC, que gestiona el Fega. A esa cantidad hay que sumar otros 57 millones de euros repartidos por el Feader correspondientes al segundo pilar. En total 373 millones de euros, según los datos aportados por el Ministerio de Agricultura. Esta cantidad es, sin embargo, una propina si tenemos en cuenta lo que dejaría de ingresar el sector hasta el final del periodo. Este año no habrá cambios, una vez que se han comenzado a pagar esta misma semana el adelanto de la PAC de 2017. Si extrapolamos los 310 millones que le corresponden a Catalañua este año a los tres ejercicios que están ya programados con el actual modelo de la PAC estaríamos hablando de 930 millones a los que tendría que renunciar el agro catalán. También habría que sumar otros 291 millones de fondos de Desarrollo Rural. En total, 1.221 millones. Pérdida de inversiones No serían estos sin embargo todos los fondos que dejarían de beneficiar al agro catalán. Por ejemplo, sectores especialmente potentes, como es el porcino, no podrían aprovechar los fondos comunitarios que la Comisión Europea da a las interprofesionales para la promoción en los mercados exteriores. Tampoco beneficiarse de las ayudas de mercado que, como en el caso del veto ruso en su día, otorga la Unión Europea. Desde el Instituto Agrícola Catalán, que fue fundado en el año 1851 y es la asociación agraria más antigua de España y una de las más antiguas de Europa, su presidente, Baldiri Ros Prat, califica de "suicido" la independencia. Ros calcula en 1.500 millones las pérdidas de fondos, entre ayudas directas, de desarrollo rural o de promoción del comercio, además de "graves perjuicios" para las exportaciones de productos agroalimentarios catalanes. "Aunque nos digan que no va a pasar nada, será difícil poder exportar dentro de la UE o con países con los que España tiene acuerdos comerciales como Japón, Estados Unidos. Es de sentido común", asegura Ros Prat quien señala al porcino y a la fruta como los dos sectores más perjudicados. "En el caso del sector porcino, que es puntero y vende mucho en la Unión Europea, muchas exportaciones pueden quedar paralizadas y muchas explotaciones van a tener que cerrar". Cataluña es la comunidad que más carne de porcino produce, unos 1,7 millones de toneladas, el 40 por ciento de toda España. La producción alcanzó en 2015 un valor de 1.522 millones de euros, cerca del 30 por ciento de la renta agraria de Cataluña, de 4.300 millones. Interporc, la interprofesional del cerdo de capa blanca admite la "preocupación" por la situación, ya que el sector está muy interrelacionado y una secesión tendría consecuencias "drásticas". Según sus datos, el 60 por ciento de las exportaciones de porcino catalanas se dirige a la Unión Europea. Ros Prat advierte de que "algunas de las principales industrias agroalimentarias ya han cambiado su sede social. Pero hay mucho más movimiento, y de compañías que no son grandes. Y las que se van no vuelven". Desde la patronal agraria catalana se desmontan las tesis que se proclaman desde el independentismo. "Dicen muchas cosas y la gente se lo cree. Pero cuando tienes un convenio y formas parte de un Estado y éste te facilita una serie de relaciones comerciales, si te sales de las reglas de juego, estás muerto". Visión bien distinta tiene Joan Caball, coordinador nacional de Unión de Payesos, que niega efectos sobre el sector por la salida. Así, sostiene que Cataluña dejaría de recibir unos 500 millones anuales "pero tirando por lo bajo, lo que dejaríamos de aportar serán 2.500 millones", es decir, que hay margen para que la Generalitat revirtiese el dinero perdido". Más difusa es su explicación sobre los efectos comerciales. "Otra cosa es si con el tema de los tratados habrá menos exportaciones. Que se puede cerrar algún mercado o que tenemos que pagar algún arancel, depende de los que tengan capacidad de negociar. Pero el sistema productivo no perdería competitividad".