Países como Suiza 'cobran' dinero por sus bonos a una década, Alemania lo hace a 7 años, Austria a 6... Y así una larga lista. El repunte de la inflación, que el consenso del mercado prevé para el segundo trimestre de 2018 en EEUU, amenaza a 8 billones de dólares de deuda en negativoLa manida burbuja de la renta fija, esa en boca de propios y extraños desde hace años, no estallará de golpe, sino que se irá desinflando poco a poco. Es, al menos, la opción a la que dan más probabilidades los bancos de inversión ahora que se espera que la economía pierda la respiración asistida gradualmente y no de forma abrupta. El problema, dicen también, es que cuando los propietarios de los 8 billones de dólares que todavía existen con rentabilidades negativas en el mercado a nivel global, según cálculos de Deutsche Bank, se decidan a mover ficha -ya sea sacando su dinero de éstos o dirigiéndolo hacia otros activos-, puede ser demasiado tarde. Cualquier repunte de la inflación más fuerte del esperado implicaría pérdidas. Algo que podría ocurrir tan pronto como en el segundo trimestre de 2018, que es cuando el consenso de mercado prevé que repunten los precios en Estados Unidos. Las políticas monetarias aplicadas por los bancos centrales en los últimos años explican que aún hoy, cuando el mercado baraja ya desde hace meses tipos más altos en Europa sin vislumbrar todavía la fecha, la rentabilidad de la deuda pública de Suiza a una década, por ejemplo, sea negativa en el mercado secundario (donde cotizan los bonos una vez que son emitidos). Que significa, básicamente, que existen inversores dispuestos a pagar a ese Estado por tener su deuda en cartera. "Los bancos centrales están empujando a la gente a asumir más riesgo con los tipos tan bajos", señala Miguel Jiménez, gestor de varios fondos en la gestora de Renta 4. En su opinión, la ecuación rentabilidad-riesgo no es atractiva en la deuda pública y no merece la pena. "No vemos tipos de interés altos en el medio plazo, pero hay margen de subida", comenta, "como, por ejemplo, que el bono alemán avance hasta el 0,8 por ciento desde el nivel actual". Si su rentabilidad subiera hasta esa cota, implicaría una caída aproximada de su precio del 1,46 por ciento -al revés que en la bolsa, cuando el interés de un bono se incrementa significa que su precio cae-. Robeco hablaba recientemente de pérdidas anuales del 2,5 por ciento con el bund hasta 2022. "Seguimos siendo neutrales en duración europea, con una ligera preferencia por la deuda pública de la periferia frente a la de los países centrales, a la vista del mayor colchón de rendimientos que sigue ofreciendo la primera", apuntan en Fidelity. Así, mientras la deuda a diez años de Italia o Portugal aún ofrece una rentabilidad superior al 2 por ciento, la de Austria, Holanda o Alemania alcanza a duras penas el 0,5 por ciento. "Los rendimientos de los países centrales también podrían subir más, aunque es poco probable que se produzca otro bund tantrum", añaden. Así es como se conoce a la abrupta subida que experimentó la deuda alemana en 2015, cuando su rentabilidad pasó del 0,16 por ciento al 1 por ciento en apenas seis semanas aupado por la creencia de que la llegada de la inflación se aceleraría ante el rally que experimentaron entonces el petróleo y las materias primas. Oportunidades en el corporativo Las rentabilidades de la deuda pública no son las única bajas (solamente el interés del papel de Reino Unido, Grecia y Estados Unidos se encuentra en positivo en todos los plazos, ver gráfico). En el lado del corporativo, "es un mercado poco atractivo, en general, aunque quedan algunas oportunidades", señala Jiménez, que pone como ejemplo la inversión en bonos de OHL. "Somos una de las entidades con más bonos de OHL, tanto por los fondos como por los clientes. Aunque su precio ya ha subido mucho no es momento de vender, aún puede tener recorrido", añade. En un momento como el actual, en el que la deuda atractiva es escasa, sí que existen gestores que son capaces de generar valor a sus partícipes mediante los fondos de renta fija que gestionan. Según datos de Morningstar, algunos ganan hasta un 6 por ciento este año.