El consorcio automovilístico General Motors ha aceptado pagar 120 millones de dólares (102 millones de euros al cambio actual) para resolver las reclamaciones de 49 estados de EEUU y del Distrito de Columbia en relación con los fallos detectados en el sistema de ignición de algunos de sus modelos. Este acuerdo se produce después de que la corporación con sede en Detroit haya desembolsado cerca de 2.500 millones de dólares (2.118 millones de euros) en multas y pactos judiciales a causa de este defecto en sus vehículos. Un problema en el dispositivo de arranque de algunos de sus modelos podría ocasionar que el automóvil se calara, evitando que los airbags se activaran en caso de sufrir un accidente. Este problema está vinculado con 124 muertes y 275 heridos y motivó la llamada a revisión por parte de la empresa. Como parte de este pacto, los concesionarios de la corporación automovilística no podrán vender vehículos de segunda mano certificados sin que estos hayan sido objeto de una revisión por parte de la empresa.