Una decisión radical de Puigdemont provocaría una reacción contundenteEl próximo jueves, los líderes europeos se reunirán en Bruselas para su tradicional cumbre de otoño. En la agenda se incluyen algunos de los desafíos más urgentes, como la gestión del flujo migratorio o las negociaciones con el Reino Unido para su salida, y grandes prioridades del futuro, como transformar a la UE en una potencia digital. Hasta hace tan solo unos días, la cita llegaba sin bombas de relojería, sin decisiones agónicas de las que dependiera el futuro del bloque comunitario. Pero eso cambió con la suspendida declaración de independencia de Cataluña del pasado martes. Los líderes deben parar la paradinha política con la que el Govern de la Generalitat intenta meter un gol no solo al Gobierno español, sino al conjunto del orden internacional con una ruptura unilateral del Estado de Derecho. Ese mismo jueves España deberá decidir cómo responde al Ejecutivo de Carles Puigdemont, si previamente el lunes el catalán ha confirmado que la declaración ante el Parlamento regional de la pasada semana representa una ruptura con la legalidad y no ha dado señales de recular. Las instituciones comunitarias y los principales líderes europeos saben que la respuesta le corresponde principalmente a España, tal y como indicó el pasado viernes el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker. Pero el desafío es de tal magnitud, y las consecuencias tan desestabilizadoras para la Unión, que los líderes europeos podrían verse obligados a pronunciarse al unísono para arrinconar a Cataluña en el tablero internacional. En la pasada cumbre informal celebrada el 29 de septiembre en Tallin (Estonia) los periodistas tuvieron que arrancar con preguntas una declaración sobre Cataluña. Pero lo que ahora está en juego es la mismísima balcanización de una Europa ya afligida por demasiadas crisis presentes, y una pila de desafíos futuros. "No me gustaría tener una Unión Europea que en 15 años se trasformara en una Unión Europea de 98 países", avisó el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker el pasado viernes. "Imagino que sería imposible" de gestionar, dijo. De momento, el borrador de conclusiones de la cumbre no incluye ninguna referencia a Cataluña. Sin embargo, nada se puede descartar según qué rumbo tomen hoy los acontecimientos. El torrente de noticias que llegaba desde la región española (arrestos, referéndum, declaración unilateral) ha incrementado el tono y la claridad de los mensajes emitidos desde las capitales. El desafío independentista ha pasado de ser exclusivamente un asunto interno a convertirse en una "preocupación" europea. Con el telón de fondo de una llamada constante al respeto de la Constitución, los pronunciamientos también han evolucionado de las llamadas al diálogo hasta un apoyo sin fisuras a cualquier acción que tome el Gobierno de Mariano Rajoy, y el resto de partidos, para placar el comportamiento rupturista del Govern. Detrás de la prudencia foránea se adivina sobre todo el temor a deslegitimizar a un socio comunitario, mientras se da validez al argumento catalán. "Si hoy interviene la Unión Europea se estaría tratando de igual forma al presidente catalán y al presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy," indicó el presidente francés, Emmanuel Marcon. Según como transcurra la escalada entre Madrid y Barcelona desde hoy, la pregunta será cómo reaccionarán los líderes este jueves y viernes. Si limitarán su intervención a unos comentarios de pasada en respuesta a preguntas de los periodistas, o si acordarán unos párrafos que leerá el arquitecto de la cita, el presidente del Consejo Europeo Donald Tusk, en la rueda de prensa posterior. O si su posición adoptará tintes más formales, con unos párrafos añadidos a las conclusiones, por ejemplo en un anexo, que resuman la posición expresada de diferentes maneras y por diferentes voces en los últimos días. El mensaje se ha repetido hasta la saciedad durante días en Bruselas: apoyo sin fisuras al Estado de Derecho, y respaldo al diálogo entre partidos en el marco parlamentario para reformar la constitución y superar el conflicto. Rajoy, que ya canceló su asistencia a la cumbre de Tallín para preparar la respuesta al referéndum del 1-O, podría verse forzado a tener que decidir entre quedarse en Madrid y liderar desde el terreno la respuesta, o viajar hasta Bruselas para encabezar este portazo definitivo a la intentona independentista catalana. De momento, el líder de los socialistas Pedro Sánchez sí que ha confirmado su visita a la capital comunitaria para participar en el encuentro con su familia política europea. Además, Sánchez se reunirá el jueves por la mañana con Juncker. Le podrá exponer su objetivo de construir una una mayoría "transversal" en Cataluña tras unas elecciones que ya parecen inevitables, y la pacificación entre Madrid y Barcelona a través de la esperada reforma constitucional.