Andrés del Campo no es un novato en la gestión de comunidades de regantes. Lleva en la presidencia de la Federación Nacional de Comunidades de Regantes (Fenacore) desde 1996, acumulando ya seis mandatos. Desde su puesto, defiende una mayor regulación hidráulica, modernizar los regadíos y medidas para abaratar la factura energética de los agricultores para garantizar su viabilidad a largo plazo. España está sufriendo una larga sequía, ¿cómo está afectando a los regantes? Los agricultores estamos, en primer lugar, esperando a que llueva, pero si no lo hace, tendremos que adaptar nuestros cultivos, se tendrán que sembrar en muchas zonas de riego cultivo de secano, y eso repercute en los resultados económicos de las explotaciones y en el mercado. Afectará a todo el complejo agroalimentario de la sociedad, a todas las industrias que viven de la agricultura, y eso tiene mucha importancia en el PIB. Si sigue esta tendencia, ¿cuánto podrá mantener España la estructura agraria actual? Más que ver esos cambios, debemos desmitificar los efectos negativos del cambio climático. Aún se pueden hacer en España obras de regulación que se contemplan en los planes hidrológicos de las cuencas. Y si se hacen, se tratará de restablecer el desequilibrio entre déficit y superávit entre las cuencas. ¿Existe voluntad política para hacer estas obras? Bueno... Hay dos problemas. En primer lugar, los recursos económicos. Y en segundo lugar, los problemas de tipo medioambiental. Hemos pasado de una ignorancia de las consecuencias que podría tener la actividad humana sobre el medio ambiente a un excesivo ambientalismo, que ya está volviendo un poco a su cauce. No se puede hacer nada realmente, porque todo afecta al medio ambiente, pero hoy en día, con la tecnología existente y las medidas compensatorias, se puede mitigar y corregir cualquier impacto medioambiental que se produzca. ¿Cuáles serían las consecuencias de no llevar a cabo esas obras? Hay que tener en cuenta que, además, tenemos otro hándicap: con el crecimiento de la población mundial, la productividad del sector agrario tiene que aumentar más de un 40 por ciento antes de 2030 y más de un 50 por ciento antes de 2050. Si para elevar el nivel de productividad se hiciese con secano, sería en detrimento de selva y bosque, algo medioambientalmente inadmisible. El futuro, para conseguir alimentar el planeta, tiene que estar basado en el regadío y la biotecnología. ¿Cuáles son los ratios de productividad del regadío español? El regadío ocupa hoy en día el 15 por ciento de superficie útil y produce más del 60 por ciento de alimentos. A nivel mundial, supone el 20 por ciento de superficie y produce poco más del 40 por ciento. ¿Cómo se han logrado esos ratios? Precisamente, gracias a la legislación de agua, que ha sido copiada en muchos países. ¿Cuáles son las prioridades de los regantes ahora mismo? Sin duda, culminar la modernización de los regadíos y utilizar tecnologías que supongan la máxima eficiencia en el uso del agua y la energía. Que el agricultor pueda vivir de esa actividad, sin subvenciones. El abandono se produce constantemente. Apenas un 35 por ciento de agricultores tiene menos de 35 años y más del 40 por ciento, más de 65 años. ¿Qué va a pasar si esto no cambia? Nos podremos olvidar de cualquier actividad en el medio rural, desde turismo a agricultura.