La respuesta de nuestro organismo al cambio temporal hace que el síndrome de astenia otoñal, como cada año, vuelva a tomar protagonismo. Muchos son los remedios propuestos para su prevención y tratamiento. Las librerías se llenan de múltiples novedades en textos de autoayuda que se publicitan como la mejor manera de lograr superación y desarrollo personal. Merece la pena una pequeña mirada al pasado para reflexionar. En el año 1995, Adam Jackson publicó un preciso relato, Los diez secretos de la abundante felicidad, en el que un joven embebido en astenia y desilusión por la vida inicia un fascinante viaje acompañado por un enigmático anciano oriental en el que descubrirá el modo de transformar la adversidad en auténtica buena suerte. En apenas 100 páginas y en diez narraciones breves y simbólicas, nos descubre diez maneras de crear la propia felicidad. Todo comienza con el poder de la actitud, aprendiendo a disfrutar de lo que se tiene y no centrar la mente en alcanzar aquello que no se posee. Sencillo, desde luego, no es. Las tragedias acechan nuestras vidas y encontrar algo de bondad en ello puede resultar imposible. Afrontar la pérdida de un ser querido es una de ellas. No podemos revertir la ausencia física pero, tras el duelo, sí podemos tomar la actitud de vivir con enorme gratitud la compañía y tiempo compartidos. En el poder del momento encontramos una buena manera de continuar, porque el amanecer de hoy jamás se volverá a repetir. El cuerpo físico también influye. El ejercicio y hábitos saludables contribuyen a liberarnos del estrés. Así, la propia imagen también es poderosa, aprendiendo a estar contento con uno mismo y vencer complejos negativos. Todo ello da paso al poder de planear objetivos y metas, ayudándonos con el poder del humor. Sonreír incrementa nuestra capacidad de concentración y de resolver problemas. Sin olvidar las cálidas relaciones con los demás, siendo capaces de perdonar y ofrecer lo mejor. Y el gran poder de la fe en el ser humano para crear confianza, paz y liberar ansiedad. Saber ser feliz con todo permite ser siempre feliz.