La alemana tendrá la mayoría del capital y la gala designará consejero delegadoLa ubicación de la nueva sede, el reparto del poder y el negocio de la señalización son las claves en torno a las que gira la fusión entre Siemens y Alstom, cuyos consejos de administración se reunieron ayer para ultimar los detalles de dicha operación. Esta fusión generaría un gigante ferroviario europeo valorado en unos 34.000 millones de euros y con una facturación conjunta de 15.000 millones. Según la prensa alemana, la compañía resultante estaría participada mayoritariamente por Siemens, por lo que la francesa se vería obligada a repartir un dividendo extraordinario para igualar el valor de ambas, ya que ahora cuenta con demasiado efectivo en su balance. Además, Alstom tendría el derecho de designar consejero delegado -se habla del director ejecutivo de la firma, Henri Poupart-Lafarge- y llevar el centro de operaciones de la nueva compañía a Francia, donde cotizaría. La presidencia del consejo de administración recaería en manos de Siemens. El Gobierno de Emmanuele Macron -que participa al 20 por ciento en Alstom- da el beneplácito a la fusión, consciente de la necesidad de crear una gran compañía europea ferroviaria para poder competir con China. Cabe recordar que el país asiático fusionó dos compañías estatales en el año 2015, creando un gigante ferroviario, que ha ganado importantes adjudicaciones a nivel mundial gracias a la capacidad ilimitada de financiar proyectos con apoyo estatal. La unión de estas dos compañías podría generar un importante ahorro de costes a ambas. Sin embargo, la oposición gala no se ha mostrado partidaria de apoyar esta fusión, denunciando la venta de activos estratégicos para el país a compañías extranjeras -como la de Alcatel-Lucent a Nokia en el año 2015- y el temor al recorte de empleos que pueda acarrear la fusión de las dos compañías. Actualmente, Alstom emplea 8.500 personas en Francia y más de 2.500 empleados en Alemania, mientras que la división de movilidad de Siemens emplea a cerca de 28.000 personas, de las cuales unas 11.000 están radicadas en Alemania. Negocios clave Esta operación contemplaría, por un lado, la unión de los negocios de fabricación de trenes de alta velocidad, donde ambas compañías tienen una fuerte posición. De hecho, las autoridades europeas tendrán que debatir si existe algún problema de competencia. Por otro lado, el negocio de la señalización es clave también para la fusión entre la alemana y la francesa. En la actualidad, este mercado -que mueve unos 15.000 millones de euros en todo el mundo- tiene un potencial de crecimiento superior al del material rodante. En los países cuyas redes ferroviarias están menos desarrolladas -como ha sido, por ejemplo, el caso de España en los últimos diez años- el negocio de la señalización es mayor -tanto a nivel de número, como de volumen de los contratos- al de la fabricación de trenes.