A sus 156 años, Santa Teresa busca nuevos huecos en España, donde ya cuenta con diez locales operativos, que según su presidente Julián Gil Navarro, podrían convertirse en 30 de aquí a cinco años. Será entonces cuando la firma facturará -calcula- 50 millones de euros, más del triple que en 2016 -13 millones-. ¿Hay planes para sacar la firma fuera de Madrid y Ávila? Sí, queremos llevarla a País Vasco y Barcelona. En País Vasco queremos una tienda en Vitoria, otra en Donosti y otra en Bilbao, mínimo, y en Barcelona tres como poco. Tenemos claro que no queremos llegar con una sola tienda, sino al menos con tres a la vez y con un socio local, que conozca bien el mercado. ¿Qué tipo de locales busca? Nos hemos dado cuenta de que tenemos una franquicia que funciona muy bien, que funciona en lugares de barrio y que no necesitamos irnos al sitio más chic ni de la calle Serrano ni del Paseo de la Castellana, en Madrid. Nos hemos dado cuenta de que podemos vivir muy bien en sitios modestos. Buscamos locales de unos 150 metros, concebidos de tal forma que si alguien quiere invertir en la franquicia pero no la quiere gestionar, nosotros se la gestionamos por un precio prudente y garantizamos el beneficio. ¿Cuánto cuesta abrir una franquicia de Santa Teresa? Ahora 170.000 euros. Cuando yo abrí la primera tienda en Aravaca -al este de Madrid- me costó cerca de medio millón de euros… ¿Cuál es el perfil del franquiciado al que Santa Teresa quiere confiar la gestión de su marca? El de un enamorado del producto, el de una persona preocupada por la salud, que sí cree que somos lo que comemos y lo asume. ¿Cuál es la clave para que la gente elija sus productos pese a ser más caros que los de la competencia? Porque son ricos, sanos, saludables, y sobre todo muy distintos a lo que hay. Lo difícil es que nos prueben, pero una vez que nos prueban, repiten. Cuando la gente prueba nuestros productos se hacen rehenes nuestros. ¿Van a diversificar en productos? Sí. Vamos a sacar nuevas cremas, y en un futuro no muy lejano queremos ser totalmente autónomos. Eso significa que… Que hasta ahora dependemos de empresas que nos envasan en briks determinados productos y que en un futuro queremos ser nuestros propios envasadores. Además, estamos haciendo una nueva fábrica en Ávila en la que hemos invertido 5 millones de euros, y que estará lista el 1 de septiembre. ¿Cómo ve la empresa en un lustro? Nos mueve mucho la idea de facturar unos 50 millones de euros y tener entre 300 y 400 personas trabajando. ¿Cuántas tiendas de Santa Teresa calcula tener entonces? Entre propias y franquiciadas, decir que podemos tener 30 tiendas en cinco años no es descabellado. Queremos seguir creciendo en Madrid, llegar a Barcelona y País Vasco, y si lo que está ocurriendo en Málaga continúa y adquiere dimensiones… pues también. Málaga ha pegado un cambio en los últimos dos años que ya no la conoce nadie. ¿Hay planes para sacar Santa Teresa al extranjero? No, de momento no. Nosotros no tenemos vocación de multinacional. Santa Teresa somos mis dos hijas y yo, y mis dos ejecutivos. Es muy difícil convertirte en multinacional. Eso es muy cansado.