Incrementar la cuota de transporte ferroviario de mercancías en la Unión Europa podría reducir las emisiones de gases de efecto invernadero producidas por el transporte pesado un 4 por ciento en el año 2050, según el informe de la asociación Transport & Enviroment (T&E ) sobre la descarbonización del transporte terrestre que apunta, entre otras conclusiones, la necesidad de invertir en infraestructuras. Para alcanzarlo, el informe establece que el transporte de mercancías por ferrocarril debería crecer en la Unión Europea cinco puntos, desde su actual cuota del 18 por ciento a un 23 por ciento. Lo que exigiría un considerable aumento de la capacidad ferroviaria, elevar los impuestos a los hidrocarburos, así como a las cargas a los usuarios de las carreteras, y modernizar el sector ferroviario de mercancías para hacerlo más competitivo, según explica Carlos Calvo Ambel, analista de transporte y energía que trabaja en T&E desde 2015, en el blog de la asociación. El documento, que distingue entre la carga ferroviaria, los autobuses y los camiones de menos y más de 16 Tn, apunta la necesidad de invertir en infraestructura, lo que contribuiría a reducir el tiempo que los trenes emplean actualmente en cruzar las fronteras entre distintos países de la UE, lo que rebajaría los costes de los transbordos. Además, el informe de T&E considera que de esta manera se centraría el foco en la apertura de los mercados a la competencia para permitir el acceso "justo y equitativo" a las instalaciones que permiten acceder a estos servicios. Pero incrementar la cuota de participación del ferrocarril en el transporte de mercancías hasta el 23 por ciento supone, como apunta la Asociación Transport & Enviroment, no sólo mejorar la capacidad ferroviaria y dotarla de una mayor calidad centrada en los servicios al cliente por parte de los operadores. Además, serían necesarias medidas que desincentivasen el transporte pesado por carretera, para lo cual señala que los precios "tienen que aumentar de manera significativa" con el fin de que recojan los costes de contaminación y de infraestructura que acarrea. Calvo Ambel considera que sin una política de medidas favorables por parte de la Unión Europea y los Estados miembros, la cuota de carga del ferrocarril se estancaría en el actual 18 por ciento, e incluso, apunta que hay expertos que consideran que sería optimista, pues se produciría una reducción del transporte a granel, por ejemplo en mercancías como el carbón u otros minerales, para largas distancias, donde el ferrocarril cuenta con mayor ventaja. Por otro lado, la terminación de las redes ferroviarias, junto con la integración de corredores, beneficiarían, en opinión de la asociación, el aumento de la cuota de mercado del transporte ferroviario. El analista declara que el informe ya contempla el efecto de las locomotoras diésel, que en 2015 tendrían un peso similar al actual, dado que tienen un ciclo de vida entre 30 y 40 años. No obstante, hay que matizar que los camiones y los autobuses representan el 6 por ciento de las emisiones totales de CO2 en el continente europeo, mientras que los turismos y las motos emiten un 67 por ciento más de dióxido de carbono que los vehículos pesados, según datos de la Asociación Internacional de Transporte por Carretera (Asctic).