Casi tres décadas después de su fundación, en las que ha puesto en marcha ocho bodegas en seis Denominaciones de Origen -Ribera del Duero, Rueda, Toro, Cigales, Vinos de la Tierra de Castilla y León y Rioja-, Matarromera quiere ganar peso dentro y fuera de España. Si en nuestro país uno de sus focos está en la comercialización de los vinos de la Bodega Carlos Moro de Rioja -donde entró en 2014-, fuera el objetivo es que sus exportaciones supongan el 50 por ciento de su facturación en cuatro años. ¿Qué valoración hace del primer semestre del año? Muy buena. Para nosotros este año es especial porque entra en juego a nivel comercial la Bodega Carlos Moro, donde estamos volcando esfuerzos, y de momento va muy bien. ¿Qué prevé para este año? Hay unos planes de crecimiento de en torno al 10 por ciento en cuanto a facturación con respecto al dato de 2016 -Bodega Matarromera cerró el año con una facturación de 22,5 millones de euros (25,5 millones, el grupo), lo que representa un crecimiento del 8,5 por ciento-. ¿Cuál es su 'joya de la corona'? No hay una sola, pero este año estamos volcados en Carlos Moro. Una marca por la que Bodegas Emilio Moro ha demandado a Matarromera por los vinos que comercializan con el apellido Moro... Son los juristas los que tienen que contestar. Estoy absolutamente tranquilo con respecto a este tema. Insisto que todo está en regla. Es más, hay un pequeño detalle, yo me llamo Carlos Moro ¿verdad? Y da la casualidad que mi padre se apellidaba Moro, y mi abuelo… ¿En qué nivel están las exportaciones de Matarromera? Siempre digo que somos el tuerto en el país de los ciegos. Estamos, en relación con otras bodegas, en una posición predominante, pero en nuestro análisis de autocrítica con necesidad de mejorar. ¿Qué representan en la actualidad las exportaciones a las ventas de Matarromera? Están en torno a un 36 por ciento. Me gustaría llegar al 50 por ciento en tres o cuatro años. ¿Qué mercados son los más importantes para el grupo? América Latina, Estados Unidos, China y Suiza. Creo que las marcas globales han de estar en todos los países, con más o menos consumo. Matarromera está en 80. ¿Qué está haciendo en los países árabes con su línea de vinos sin alcohol? Hemos cambiado la estrategia de marca y los vinos bajos en alcohol y sin alcohol los hemos agrupado en la marca Win, para redoblar nuestra apuesta en esa área. Ahora se está poniendo en solfa la realización de concursos para suministrar vinos sin alcohol a grandes grupos alimentarios de Europa. Es cierto que los países árabes son importantes, pero quien está desarrollando más el mercado del vino sin alcohol son Suecia, Finlandia, Noruega, Reino Unido, Alemania… Y los grandes grupos alimentarios están pidiendo tenders que puedan suministrarlos. Y no hay tantos. ¿Se plantea comprar más viñedos o entrar en alguna D. O. nueva? No descarto nada, aunque estamos en un proceso de consolidación con la nueva Bodega Carlos Moro. ¿Qué puede hacer el vino para captar a los consumidores jóvenes? Abrirse y buscar la sintonía con la juventud con productos más innovadores, e introducirse en vinos que sean más cercanos, como los de Rueda, los rosados o los frizzantes.