Con una deuda de 4.500 millones no ha logrado el respaldo de los acreedoresReyal Urbis no ha logrado convencer a sus acreedores. La inmobiliaria irá a liquidación y protagonizará la segunda mayor quiebra del sector en nuestro país, por detrás de Martinsa Fadesa. Con una deuda de 4.500 millones de euros, la firma que preside Rafael Santamaría se ha topado con el rechazo de la Sareb, uno de sus principales acreedores, y de Hacienda, a la que adeudaba 400 millones de euros. En concreto, la propuesta de convenio planteada por Reyal ha registrado la adhesión de tan sólo el 32,7 por ciento de los acreedores. Otro 37,79 por ciento ha votado en contra y el 29 por ciento restante se ha abstenido, según informaron a Europa Press en fuentes jurídicas. La Agencia Tributaria es uno de los primeros acreedores de Reyal Urbis, junto con el banco malo, a quien debe unos 1.000 millones y que rechazó el convenio al no aceptar las elevadas quitas propuestas por la inmobiliaria, que rondaban entre el 80 por ciento y el 90 por ciento. Asimismo, fuentes del mercado aseguraron que la Sareb "no estaba dispuesta a aceptar las liberaciones de garantías millonarias que se planteaban en la propuesta a favor de Rafael Santamaría". Reyal Urbis soporta un endeudamiento, solo con los bancos, de 3.572 millones de euros, y presenta un patrimonio negativo de 3.436 millones, según datos de cierre del primer trimestre de este año. Entre los grandes acreedores de Reyal se encuentra el Santander, con un pasivo que ronda los 500 millones, seguido del Popular con unos 200 millones, BBVA, que cuenta con 120 millones, y Caixabank, que ronda los 80 millones. El plan que la inmobiliaria planteó para garantizar su viabilidad pasaba por pactar con Hacienda un plan de pago unilateral, distinto al del resto de acreedores. A las entidades financieras, la empresa les planteó pagar la deuda con dación de activos inmobiliarios, una oferta que, dada la depreciación que acumulaban, supone una considerable quita de entre el 85 por ciento y el 95 por ciento. Reyal tenía paralizada la actividad de promoción y venta de viviendas desde que cayó en concurso de acreedores en febrero de 2013, después de que los bancos rechazaran la que hubiera sido la cuarta refinanciación de su deuda. La compañía fue una de las grandes firmas históricas del sector que quebró durante la crisis, junto con Habitat, Nozar y la mencionada Martinsa Fadesa. Además del negocio residencial, la compañía gestiona un conjunto de hoteles y una cartera de edificios en alquiler que suman 123.000 metros cuadrados.