E l mapa financiero español no ha vuelto a ser el mismo para las pymes desde que las cajas de ahorros quedaron integradas en los actuales bancos. La capilaridad, la proximidad en la atención y en la toma de decisiones quedó relegada en muchas ocasiones a una visita cada vez más periódica del autobús al municipio del medio rural y a un análisis con múltiples capas que, en muchas ocasiones, echaba para atrás proyectos con viabilidad manifiesta. El nuevo contexto regulatorio también ha acotado esa capacidad de financiación de múltiples iniciativas que, pese a tener futuro, no han pasado el corte de los análisis de riesgo de las grandes entidades financieras. En ese contexto, emergen las sociedades de garantía recíproca (SGR), instituciones surgidas en el mismo año en que se aprueba la Constitución española de 1978, con el fin de solucionar un problema que, a lo largo de las décadas se ha mantenido e incluso hecho más acuciante: la falta de financiación. Algo que se ha acentuado desde que las reglas internacionales (Basilea) ocasionaron una evidente situación de disparidad en el acceso al crédito, en particular en el segmento de las pequeñas y medianas empresas, que en España tienen un peso elevadísimo (más del 99 por ciento). Al cierre de 2016, la actividad avalista se resumía en que son ya 122.198 los socios partícipes (pymes) que, a partir de su aportación al capital de las sociedades, también contribuyen a la financiación de sus propios proyectos y de los de otros empresarios o autónomos como ellos. A su lado se encuentran 792 socios protectores, que son instituciones (gobiernos autonómicos o locales, entidades financieras, asociaciones empresariales, cámaras de comercio, entre otras). Solo en los cuatro últimos años, el número de socios partícipes del sector ha aumentado en más de 10.000. Importes A lo largo de 2016 se formalizaron más de 18.200 avales por un importe superior a 1.097 millones de euros, lo que supuso un incremento del 14 por ciento con respecto al año anterior. En el acumulado de las SGR, se han formalizado avales ya por importe mayor de 29.574 millones de euros, que han hecho posible inversiones globales por más de 38.000 millones de euros. En cuanto al riesgo vivo -que es el importe prestado en avales y que aún está pendiente de devolución-, se cerró el ejercicio con 4.005 millones de euros. En relación a la distribución sectorial en el ámbito de las SGR, a lo largo de los años, hay una clara tendencia hacia los servicios, que han copado el 44 por ciento de la tarta, seguido por la industria, con el 22 por ciento; el comercio, con el 19 por ciento, y la construcción, con el 10 por ciento. En cuanto a la distribución de los recursos, la inversión supuso el 53 por ciento, el circulante el 25 por ciento y el 32 por ciento restante se dirigió a otros avales, fundamentalmente técnicos (aquellos que se presentan ante la Administración). 19 SGR El sistema nacional de garantías, compuesto en la actualidad por 19 SGR bajo el paraguas de la Confederación Española de Sociedades de Garantía Recíproca, permite que toda empresa cuente con una sociedad de garantía a menos de una hora de su sede, ya que existe al menos una SGR en cada comunidad autónoma, además de la que opera, en todo el territorio, con carácter sectorial. Esta distribución permite ese necesario contacto directo que requieren las pymes, independientemente de su localización. Las sociedades de garantía tienen una fuerte implantación en el territorio, dado que 18 tienen presencia principal en su comunidad autónoma de origen y la otra restante es sectorial. El conjunto de las SGR son Afigal, Asturgar, Avalam, Avalcanarias, Aval Castilla-La Mancha, Avalia Aragón, Avalis de Cataluña, Avalmadrid, Avalunión, Elkargi, Extraval, Iberaval, ISBA, SGR Comunitat Valenciana, Sogarca, Sogarpo, Sonagar, Suraval y CREA SGR. Los bancos son los grandes aliados de las SGR a la hora de allegar financiación a las pymes, los autónomos y los emprendedores. En los últimos dos años las sociedades de garantía han sellado convenios de relevancia con los grandes grupos bancarios, con el objetivo de dar facilidades a sus socios y con el propósito de que sean los bancos quienes apoyen en esa labor fundamental de prescripción que busca, sobre todo, dar a conocer una herramienta, las SGR, semipúblicas, que es de todos y que posibilita que muchos proyectos viables salgan adelante, porque, de otra manera, sería imposible que lo hicieran. De esta manera, se han firmado acuerdos con Santander, Sabadell, Bankinter, Popular, CaixaBank, Banco Cooperativo y Cajamar. En el ámbito institucional, Cesgar también ha sido especialmente activa, y tiene un contacto directo con organismos del Ministerio de Economía, Industria y Competitividad claves para hacer posible esa financiación de proyectos, como puedan ser la Compañía Española de Reafianzamiento (Cersa), el Instituto de Crédito Oficial (ICO) o, ya en otros ámbitos, las patronales españolas Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE) y Cepyme o asociaciones como la Federación nacional de trabajadores autónomos (ATA). En el ámbito europeo, es clave el respaldo del Fondo Europeo de Inversiones (FEI) a la actividad de las sociedades de garantía, y también resulta clave el papel catalizador de la asociación europea, AECM. Son miles y miles los empresarios vinculados a las SGR, y sus testimonios son una muestra de la utilización de este mecanismo financiero que en otros países de nuestro entorno es más recurrente. Es el caso de empresas como Ibergrúas, respaldada por Avalmadrid; Adpan, que ha contado con el apoyo de Asturgar; o Vélez&Lozano, que acudió a Avalam Murcia y tuvo una respuesta que les ha venido bien para impulsar sus negocios. La función primordial de las sociedades de garantía es facilitar el acceso al crédito, pero todas ellas subrayan la labor de asesoramiento y la capacidad de análisis de los equipos, con vistas a guiar de la mejor manera unos proyectos viables que requerían, en un momento concreto, de financiación para iniciativas inversoras o requerimientos de circulante. Todos ellos coinciden en apuntar a la cercanía, agilidad y resolutividad de las SGR. Las SGR cuentan, además, con el respaldo de la Compañía Estatal de Reafianzamiento (Cersa), dependiente del Ministerio de Economía, Industria y Competitividad, que presta un reaval básico para la formalización de muchas operaciones. Cada vez más socios El sector sigue en un avance continuo en el número de socios, y se ha incrementado, en apenas cuatro años, en 10.000 el número de empresas asociadas en el conjunto de las SGR. En cuanto a los socios protectores, aunque hay sociedades de garantía que ya tienen un mayor peso en su capital de aportaciones de las empresas (partícipes), representan el 52 por ciento del total. Las comunidades autónomas suponen el 28 por ciento del total del accionariado, las entidades financieras el 17 por ciento, y las administraciones locales, el 3 por ciento. Durante 2016, el 78 por ciento de los concedidos se formalizaron, y la distribución del riesgo vivo por plazos sigue siendo, esencialmente, mayor a los ocho años (en el 63 por ciento de los casos). Precisamente ésta es una de las singularidades de las SGR frente al resto de entidades financieras, dado que aporta plazos más largos. A lo largo del pasado ejercicio, el 89 por ciento de las operaciones se cerraron a más de tres años. Otro elemento relevante de las grandes cifras que aportan las sociedades de garantía es que las empresas menores de 50 empleados siguen copando el 85 por ciento del riesgo vivo total. Las que más veces recurren al aval de una sociedad de garantía son las de menos de diez empleados. En conjunto, las SGR tienen un relevante papel para la creación de empleo y riqueza en los territorios. De modo que, a partir de su financiación, contribuyen al impulso o el mantenimiento de cerca de 600.000 empleos. Otra singularidad de las sociedades de garantía es que están del lado del emprendedor, de manera que del total de pymes o autónomos que reciben su respaldo, un 20 por ciento son nuevas empresas. Muchas cifras, pero una idea: las sociedades de garantía recíproca son un buen aliado para acompañar con financiación a los proyectos empresariales viables.