Tubos Reunidos ultima estos días un acuerdo con la banca por casi 215 millones que le permitan reestructurar su deuda y agruparla en un crédito sindicado para mejorar tanto condiciones, como plazos de amortización. El proyecto lo lidera por BBVA, que además de accionista del grupo, actuará como agente de la operación, consistirá en pasar créditos bilaterales concedidos por una docena de entidades, con criterios y plazos dispares, a un crédito sindicado que mejore las condiciones. A grandes líneas, la mayor parte de la deuda de Tubos Reunidos recae en BBVA y Santander, con el 79 por ciento de la posición deudora, con créditos y líneas de financiación abiertos por importe de unos 55 y 44 millones de euros. Les siguen otros bancos como Popular, Sabadell y Kutxabank a los que adeuda cifras próximas a los 20 millones a cada uno; mientras que en CaixaBank roza los 16 millones y los 11 millones en Caja Rural de Navarra. El cuadro de financiadores lo completa con posiciones inferiores el ICO, Abanca, Bankinter, Bankoa y Deutsche Bank. Para la consecución de este acuerdo de refinanciación, Tubos Reunidos comunicó a los bancos las grandes líneas de su nuevo plan estratégico a cinco años, denominado Plan de Creación de valor 360º que marca las nuevas líneas de competitividad del grupo, que pasa por incrementos de productividad, profundizar en la alianza con su socio japonés Marubeni y la diversificación productiva que le permitirá a partir de ahora su nueva planta en Álava y la recién adquirida fábrica en Estados Unidos. La compañía, que ahora lidera Guillermo Ulacia, como vicepresidente ejecutivo, logró en el primer trimestre dar la vuelta a la cuenta de resultados y presentar un beneficio de 107.000 euros o un ebitda de 11 millones frente a los 50 millones que perdió el pasado año.