El primer ministro italiano también mantendrá un encuentro con Zapatero madrid/barcelona. Romano Prodi no ha dejado un hueco libre en su agenda del próximo 16 de octubre. Ese día, el primer ministro italiano visitará España en un frenético viaje que puede tener importantes connotaciones para la fusión de Abertis y Autostrade. Como adelantó elEconomista el pasado 18 de septiembre, Prodi quiere aprovechar su visita a España para negociar con Zapatero la gran operación del mundo de las autopistas.Pero el presidente del Gobierno español no será el único en debatir con Prodi los flecos de la operación. La cúpula de Abertis también mantendrá un encuentro privado con el político italiano, según han confirmado a elEconomista fuentes de la compañía. Un encuentro largamente acariciado por la compañía española, que siempre ha mostrado su interés por negociar con el Ejecutivo italiano.Este encuentro llega en un momento especialmente sensible, justo cuando el Gobierno romano estudia modificar el marco tarifario de las concesiones. En concreto, la nueva ley podría sustraer del beneficio de las concesionarias las inversiones comprometidas que no hayan llevado a cabo. En el caso de Autostrade, esta cifra alcanza los 5.000 millones de euros que, si fueran sustraídos de su balance, obligarían a modificar la ecuación de canje que tiene pactada con Abertis y, por tanto, pondría en serio peligro la fusión.No obstante, Abertis y Autostrade están dispuestas a tomar medidas legales contra el Gobierno italiano si, finalmente, lleva a cabo esta modificación, a la que tachan de inconstitucional.A la espera de Europa Las reuniones que mantendrá Romano Prodi con Zapatero y Abertis pueden tener un tono muy diferente si, para entonces, Europa ya ha emitido su veredicto. La Comisión Europea prevé pronunciarse sobre el veto que impuso Italia a la fusión entre el 12 y el 18 de octubre. Todo apunta a que Bruselas dará un tirón de orejas al Ejecutivo transalpino. No obstante, el tono de severidad que imponga puede dar más alas a uno u otro bando.Además, Europa ha advertido que analizará todas las medidas que imponga Italia y que puedan afectar a la fusión. Entre ellas figura el señalado cambio del marco tarifario y la idea de limitar el 5 por ciento los derechos de voto de las constructoras en el capital de una concesionaria; medida que golpearía directamente los intereses de ACS, que controlará el 12,5 por ciento del nuevo grupo.A pesar de todas las incertidumbres, Salvador Alemany, consejero delgado de Abertis, mantiene un discurso de optimismo. Respecto al decreto ley que modificaría las tarifas, recuerda que "tiene dos meses de tramitación parlamentaria, en la Cámara Baja y en el Senado, periodo en el que con toda seguridad será modificado. Además, a diferencia de España, el decreto debe ser ratificado antes del 3 de diciembre. En caso de que no sea así, el decreto desaparecería".No obstante, Alemany también reconoció que apurará hasta el final sus posibilidades de presionar a la Comisión Europea para obtener una decisión favorable a sus intereses.Respecto a las inversiones que no ha realizado Autostrade en el pasado, Alemany insistió en que la empresa no las ha llevado a cabo porque el Gobierno no ha dado los permisos necesarios. E insistió en que si culmina la fusión, la nueva compañía ejecutará todas las actuaciones pendientes.