Su solvencia baja hasta el 11,85%, a escasas cuatro décimas del mínimo exigibleLos saneamientos singulares no han concluido en el Popular con el cierre de 2016. Con cargo a ese ejercicio, el banco realizó 5.690 millones de provisiones y que le llevaron a unas pérdidas brutas históricas de 4.888 millones de euros. Pero la entidad comunicó ayer que en esas cuentas, según concluyó una auditoría interna, necesitan un ajuste susceptible de elevarse a 694 millones y que podría impactar en resultados y solvencia. Los auditores han detectado hasta cinco "correcciones puntuales" que tienen que ver con provisiones y el proceso de la última ampliación de capital. La entidad, según admitió ayer, ha detectado que 205 millones, de los 2.500 millones captados en junio del año pasado, no pueden ser computados como recursos propios, ya que la entidad habría financiado a los accionistas para que pudieran suscribir las acciones. Esa cuantía supone el 8 por ciento del total de la operación, si bien el análisis alcanzó a operaciones por un valor conjunto de 426 millones. La ley impide computar como capital las acciones adquiridas con préstamos de la entidad emisora, si bien ni Banco de España ni CNMV aclararon ayer si han iniciado algún tipo de actuación por esta irregularidad, aunque el supervisor de los mercados instó al Popular a dar a conocer los ajustes. Esto supone, aunque el banco no lo ha cuantificado, que al sustraer esa cantidad del capital de máxima categoría, el CET 1 fully loaded, el ratio exigida en 2019, se quedó por debajo del 8,17 por ciento comunicada a final del ejercicio. No será el único impacto en los niveles de solvencia, ya que las otras correcciones también afectarán a sus ratios. El banco explicó que tiene un déficit de provisiones de 123 millones sobre las cuentas de 2016 y otros 160 millones y 145 millones asociados a garantías, bien adjudicadas o bien ligadas a dudosos, referidos a años previos a 2015. El último impacto, que corresponde a ajuste ordinario de auditoría, suman otros 61 millones. En la práctica, los auditores internas y también PricewaterhouseCoopers, consideran que tendría poco impacto en las cuentas, por lo que no obligará a su reformulación. Las correcciones se recogerán en los estados financieros del primer semestre. El impacto en capital, según aseguró ayer el banco, hará que el ratio de capital total se sitúe a cierre del primer trimestre entre el 11,70 y el 11,85 por ciento, sólo unas cuatro décimas superior al requerimiento mínimo para el banco, del 11,375 por ciento. En diciembre, tras los saneamientos extraordinarios alcanzaba el 13,14 por ciento. El impacto en resultados es más incierto, pero podría dar al traste con la expectativa de volver a beneficios y, con ello, de volver a repartir dividendo.