Alemania es donde más florecen los proyectos, frente a las trabas que existen en países como ItaliaLos números todavía son mínimos, pero el mercado está listo. Ciudadanos y empresas lo piden, operadores italianos y extranjeros están dispuestos a invertir. Y los Gobiernos parecen apostar por el sector. Pero tampoco faltan los obstáculos, que proceden, sobre todo, de la burocracia de cada país.A pesar de los nuevos incentivos que acaba de aprobar Hacienda, al negocio fotovoltaico le cuesta despegar. Un buen ejemplo de ello es Italia. Y eso que se trata de un mercado de cerca de 18 millones de euros anuales. Un problema que se extiende por todo el continente europeo, salvo en Alemania.Una anomalía vinculada, hasta ahora, a la timidez de la política, pero sobre todo a la falta de una clara y decidida estrategia de incentivos. Una vía, esta última, adoptada con éxito en los países del norte de Europa (sobre todo en el país germano) y que ha favorecido paradójicamente la difusión masiva de la energía solar en países donde hay poco sol, aunque pueda resultar algo paradójico.InstalacionesA día de hoy, las instalaciones dispersas por toda Italia equivalen a 35 megavatios de potencia instalada (apenas 700 personas trabajando en el sector). Poca, sobre todo si se compara con los 837 megavatios de Alemania, que mantiene el liderazgo mundial en la aplicación de la tecnología fotovoltaica en términos de instalaciones en funcionamiento (cerca del 57 por ciento del mercado mundial con más de 30.000 empleados). Globalmente, el sector alcanzó en 2005 un crecimiento récord del 34 por ciento, con 1.460 megavatios instalados.La decisión del Gobierno italiano de conceder incentivos fiscales a la instalación de paneles solares ha relanzado el sector, tras el boom de peticiones para conseguir tarifas que incentiven las instalaciones fotovoltaicas, y lo ha colocado muy por encima de las previsiones del Gobierno. El procedimiento introdujo una remuneración para la producción de energía eléctrica por medio de paneles solares. Cada propietario de paneles puede revender la energía que produce a la red eléctrica nacional, consiguiendo a cambio una tarifa de compra más alta. Es decir, 44,5 céntimos de euro por cada kilovatio/hora producido por una instalación de una potencia comprendida entre 1 y 20 kilovatios, 46 céntimos para una potencia de entre 20 y 50 kilovatios, y hasta 49 céntimos para las grandes instalaciones. Son muchos todavía, sin embargo, los proyectos parados y las inversiones que no despegan por problemas burocráticos. Uno de ellos, según los operadores, sigue siendo la autorización única que tienen que conceder las regiones italianas para instalaciones superiores a los 20 kilovatios, es decir a las de dimensiones medias."Esta autorización fue introducida para regular la construcción de centrales termoeléctricas o hidroeléctricas, con el objetivo de agilizar el iter del permiso, delegando así todo el papeleo en una única ventanilla. Pero de la autorización regional estarían excluidas las centrales con energía 'no programable', como las de viento, agua corriente de los ríos o, en nuestro caso, sol", explica Gianni Chianetta, presidente de Assolare, una de las asociaciones que reagrupa a los productores de componentes de instalaciones fotovoltaicas.Un error de bulto. Y eso que la ley exime de la autorización regional a estas centrales limpias por una simple coma que, misterios de la burocracia, se evaporó del texto. Por eso, los burócratas pretenden que dicha autorización (exenta y, al mismo tiempo, obligatoria) sea pedida por el que realiza el proyecto.Y muchas regiones se ven desbordadas por las peticiones y los materiales comprados permanecen bloqueados, mientras las empresas denuncian los retrasos, que a su vez comportan prejuicios económicos.Mientras tanto, la "cuenta energética" establece que dentro de un plazo prefijado se pongan en marcha los trabajos de realización de la instalación. "De lo contrario, el incentivo pierde su valor", añade Chianetta.Hay una solución al problema. Bastaría una circular ministerial para esclarecer el error de escritura y dejar claro que las centrales 'no programables', como las solares, no necesitan tramitación regional.