Los directivos de la compañía prefieren resolver su crisis sin ayudas externasnueva York. Una mancha de mora con otra se quita, por eso Ford no esperó a ser el segundo plato de nadie y prefirió contratar los servicios de Allan R. Mullaly, como consejero delegado mientras Nissan y Renault flirteaban con General Motors. Ahora que la nipona y la francesa no han conseguido un matrimonio de conveniencia con el fabricante de coches más grande del mundo, todas las miradas se centran sobre Ford que, de momento, prefiere disfrutar de su nueva soltería y dar un voto de confianza a su nuevo capitán.Al menos eso se deduce de las declaraciones de varios ejecutivos cercanos a la compañía revelaron a diversos medios de comunicación estadounidenses. En ellas daban a entender que Ford ya no bebe las aguas por Carlos Ghosn, el gurú automovilístico que no hace mucho era la esperanza de los fabricantes estadounidenses. Pese a la buena relación que mantiene Bill Ford Jr con el consejero delegado de Nissan y Renault, al que intentó contratar el año pasado y con el que habló durante el verano por si las negociaciones con GM no funcionaban, parece que el presidente de Ford prefiere tender la mano a su nuevo consejero delegado antes que embarcarse en una posible alianza mundial. Los ejecutivos cercanos a la compañía dejaron claro al New York Times que pese a que Ford podría llegar a registrar pérdidas de 9.000 millones de dólares este año, la compañía prefiere resolver su crisis financiera sin tener que recurrir a ayudas externas.