Han presentado una oferta de compra al grupo gallego y juntos formarían el tercer grupo conservero del mundo MADRID. El grupo gallego Bernardo Alfajeme, dueño de la conocida marca Miau, ha presentado una oferta para la compra de la conservera Calvo, lo que significaría la constitución del tercer grupo conservero mundial y primero de Europa. Fuentes del grupo señalaron a Efe que ya habían informado al conselleiro de Economía, José Ramón Fernández Antonio, de su iniciativa y del deseo de que Calvo se quede en Galicia, pero no facilitaron el monto de la operación. Agregaron que, en caso de fructificar la operación, traerían a Galicia la sede de la empresa, que ahora se encuentra en Madrid, y basarían el grupo en dos marcas, "Calvo" para el atún y mejillón, y "Miau" para la sardina, anchoa, calamares y caballa. La nueva sociedad alcanzaría una facturación superior a los 500 millones de euros y mantendría las plantas gallegas de Calvo. El grupo que pretende la compra de Calvo está formado por Conservas Peña, que hace un año compró Alfajeme y Acopesa, en Brasil, desde el que se abordará aquel mercado, y ha llegado también a un acuerdo para la compra de Thainesy Provote. Un portavoz de la entidad resaltó que, "seamos nosotros u otro grupo gallego, no debemos dejar escapar esta oportunidad", que conformaría un grupo gallego líder en conserva, como lo es Pescanova en pesca o Inditex en moda, y debería ser posible en leche y carne. Objetivo venderLa familia Calvo, propietaria del 77,8 por ciento del gigante conservero, ha puesto a la venta la empresa y está siendo la firma de inversión Nmás1 la que está gestionando la operación en la búsqueda de nuevos propietarios. El objetivo es que paguen entre 250 y 350 millones.No obstante, como adelantó esta semana elEconomista, la compañía sobrevaloró el año pasado el valor de sus filiales en el extranjero, algo que no deberían pasar por alto tanto el nuevo interesado en Calvo como los demás que pujen por esta conservera. Deloitte, la firma que se ha encargado de auditar sus cuentas, señala que la sociedad participa mayoritariamente en el capital de varias empresas en el extranjero y advierte que "dada la evolución experimentada por las monedas de los países en los que se encuentran domiciliadas, así como la evolución desfavorable de los resultados de algunas de ellas, el valor teórico contable de dichas participaciones es inferior al importe por el que figuran registradas en las cuentas anuales".