El préstamo a compañías menguó un 18% el año pasado y para familias se desaceleró del 25% al 6%El euribor en negativo y la guerra de precios lleva los tipos a los mínimos de la serie históricaEl flujo del crédito no acaba de coger velocidad, pese a la abrupta caída de precios y la bolsa de liquidez en la que nada la banca. Más bien al contrario: la nueva concesión se desplomó el año pasado un 13,94 por ciento, tras haber logrado en 2015 romper con ocho ejercicios de retroceso continuo, y se truncó por culpa del hundimiento en la financiación a empresas y un descenso acusado de las renegociaciones. Las entidades otorgaron 403.070 millones de euros, la menor cuantía contabilizada en décadas por las estadísticas del Banco de España. El préstamo cayó en 65.300 millones frente al ejercicio previo y ni siquiera supone un tercio del volumen habitual en pleno boom inmobilario, cuando se otorgaban más de 1,1 billones cada año. La recaída choca con la guerra declarada por las entidades para prestar dinero ante la necesidad de reanimar su baja rentabilidad y con la confianza en que la reactivación económica serviría de revulsivo. La realidad tozuda, con precisiones según nicho de negocio y cliente, es que el negocio que tradicionalmente ha construido el grueso de la cuenta financiera se ha desacelerado y las entidades lo atribuyen al unísono a la insuficiente demanda existente. La financiación nueva a familias se ha frenado: crece el 6,3 por ciento frente al 24,92 por ciento conseguido el año previo, y en empresas el repunte del 10,09 por ciento que exhibió durante 2015 muta en un recorte del 17,84 por ciento. El lastre que explica el giro son las grandes empresas, puesto que la concesión en las operaciones por importe superior al millón de euros y que aglutinan casi la mitad del dinero prestado a compañías, se hunde un 33 por ciento, cuando un año antes logró progresar un 8 por ciento. El escenario de tipos históricamente bajos animó a las grandes compañías a aprovechar la oportunidad de salir al mercado a captar recursos con emisiones a precios mínimos. Esta tendencia, que ayuda a diversificar sus fuentes de financiación, socava el crédito tradicional, sin que la banca haya encontrado otro nicho con qué compensarlo. En sociedades, solo creció la concesión en transacciones por hasta 250.000 euros, normalmente asociadas a autónomos y micropymes, y aún así frena su ritmo de avance del 15 por ciento al 3,79 por ciento anual. El tramo que se identifica con pymes -créditos entre 250.000 y el millón de euros- decreció un 1,14 por ciento, cuando subía casi un 8 por ciento previamente. Menos renegociaciones Se enfría igualmente en los préstamos a familias, sobre todo en hipotecas. Pero en este caso hay una razón, paradógicamente positiva, que explica la desaceleración y es que las renegociaciones se desploman un 30,79 por ciento, mientras la concesión de nuevas hipotecas sube un 17,44 por ciento. Es decir, se relaja el ritmo de refinanciación, disparado en los últimos años para dar oxígeno con mayor plazo o menor cuota a hogares en apuros y por el cambio de préstamos en la negociaciación de las cláusulas suelo. En empresas este factor no es determinante, dado que las renegociaciones retroceden el 6,4 por ciento y el nuevo préstamo casi un 19 por ciento. Con esta actividad, el stock crediticio cayó un 2,76 por ciento en su ya séptimo ejercicio a la baja, en los que se ha volatilizado un tercio de la financiación de 2008. Con el achique del negocio, la guerra por prestar se ha recrudece, abaratando precios. Nunca el crédito dejó un interés tan pequeño: el tipo medio del saldo vivo hipotecario TEDR -similar a la TAE, sin comisiones- descendió del 1,53 por ciento al 1,29 por ciento en el año y del 2,38 al 2,04 en empresas.