El Foro de Davos augura un avance de la actividad mundial del 3,4% este añoEl gran ausente ha sido, probablemente, el más presente en el Foro Económico Mundial de Davos, que concluyó ayer. El nuevo presidente de EEUU, Donald Trump, proyectó su larga sombra sobre los cuatro días de la exclusiva cita entre el poder y el dinero en los Alpes suizos. Durante las jornadas previas, en los paneles y en los pasillos, la prudencia y el alarmismo se mezclaron al intentar prever cómo actuará el volcánico empresario convertido en político. La preocupación, que flotaba de fondo y afloraba sin complejos al apagar las grabadoras en los pasillos, sin embargo, parece que no tocará la línea de flotación de la economía global. O al menos, de momento. En el último gran panel del foro, en el que se sacó la bola de cristal para ver qué sucederá en este 2017, el FMI, bancos centrales, ministros e inversores coincidieron en que la economía global ha cogido la suficiente envergadura para soportar las sorpresas inesperadas que surjan de la nueva Casa Blanca. La directora gerente del FMI, Christine Lagarde, destacó que, por primera vez en años, la institución no ha revisado a la baja sus perspectivas para este año ni el que viene. La economía “pinta mejor de lo que hemos visto en años anteriores”, destacó. El foro espera un crecimiento del 3,4 por ciento en 2017 y 3,6 por ciento en 2018. El ministro de Finanzas alemán, Wolfgang Schäuble, y el gobernador del Banco Central de Japón, Haruhiko Kuroda, también aportaron la mirada nacional para ilustrar que las cosas están mejor de lo que pintaban, sobre todo, hace unos meses. Laurence Fink, presidente de BlackRock, el mayor gestor de activos del planeta, incluso añadió que el consumo interno, el principal motor de la economía estadounidense, tirará con fuerza, porque la elección de Trump ha traído una ola de “optimismo” entre aquellas familias y pequeños negocios que antes no se sentían representados. Fink incluso esperó el mismo espíritu “ruidoso” de la campaña durante los 100 primeros días para “continuar creando optimismo”. Sufragar el estímulo fiscal El cierre de filas en torno a la salud de la economía global choca con una realidad escasa de certidumbres. Empezando por lo que para Fink es la gran pregunta y principal “preocupación”: cómo va a pagar Trump el estímulo fiscal que ha prometido, y en el que los mercados han basado su buen comportamiento. “Es importante ver cómo va a pagar sus políticas”, principalmente el masivo programa de inversiones en infraestructuras que ha prometido o las bajadas de impuestos a las clases más pudientes. Pero, incluso una vez que el estímulo fiscal eche a andar, a costa de añadir un par de docenas de puntos de deuda a las espaldas de los estadounidenses, Lagarde advirtió que habrá que ver “cómo convive o no con las medidas comerciales que tome”. De momento los mercados se han tomado bien el aterrizaje de Trump, pero este buen recibimiento ha fortalecido el dólar, dañando a las empresas americanas, al mismo tiempo que la inyección de dólares a la economía real puede disparar la inflación. Los sustos no sólo llegarán desde el otro lado del Atlántico. Porque, como advirtió Schauble, Europa estará preñada de “mucha incertidumbre” dado el intenso ciclo electoral y rodeada de una buena lista de “riesgos geopolíticas”, incluido los daños que pueda infligir Trump al libre comercio si materializa gran parte de sus promesas. La toma de posesión del 45 presidente estadounidense, que coincidió con la clausura del foro de Davos, no ha sido el único accidente que agitó el planeta el pasado año. El Brexit también dio un revés a la clase política y empresarial que apostó porque los británicos se mantendrían dentro del principal bloque económico del planeta. A pesar de que el daño económico ha sido hasta ahora menor de lo esperado, “la influencia negativa” llegará en los próximos años, advirtió Schauble Sentado en el mismo panel, el responsable de Finanzas del Reino Unido, Philip Hammond, intentó despejar las dudas sobre las posibilidades de la economía británica fuera de la Unión Europea. Para ello destacó un crecimiento de los más altos entre las naciones desarrolladas, la robustez de la demanda interna, el respaldo de grandes firmas que han anunciado inversiones en el país (como Google o Apple) y la “claridad sobre nuestras expectativas” que trajo el discurso del pasado martes de la primera ministra británica, Theresa May, sobre la etapa postbrexit. Las negociaciones, que arrancarán cuando May active el artículo 50 en marzo, mantendrán durante dos años no sólo la economía británica y la de sus socios comerciales en Europa en un estado transitorio e inestable, sino también el corazón de las finanzas mundiales, la City. En el nuevo arreglo que pactarán Londres y Bruselas, Schauble adelantó que Reino Unido permanecerá como “un socio muy importante” para Europa, en sintonía con los deseos de May. Incluso predijo que Londres “continuará siendo un importante servicio financiero para Europa” a pesar del daño de perder el pasaporte para operar de sus entidades en el mercado común si optan por la salida “limpia” que quiere la británica.