El ‘rally’ que ha protagonizado el sector financiero desde octubre, primero, y diciembre, después, lleva a los gestores a rotar carteras en su favor a pesar de haber superado su precio objetivoL a soga que apretaba el cuello de la banca española se ha ido aflojando en el último trimestre del año contra todo pronóstico. Las entidades cotizadas han logrado, de hecho, recuperar la capitalización inicial con la que arrancaran el pasado 1 de enero, por encima de los 162.000 millones de euros en bolsa -a pesar de que Popular ha protagonizado el gran desplome bursátil de 2016, con una caída del 66 por ciento-. Tanto han subido que cinco de los ochos bancos que figuran en la bolsa española ya han agotado su potencial alcista. Se trata de Banco Sabadell, Banco Santander, Bankia, Bankinter y CaixaBank. BBVA está a sólo un 1 por ciento de alcanzar su precio objetivo. Un supuesto que ni el más optimista hubiera imaginado a comienzos de 2016 cuando el sector afrontaba hasta cinco grandes problemas: la presión sobre sus márgenes de una inflación (por entonces) en negativo, la exposición a Latinoamérica (sobre todo Brasil por Santander; y México por BBVA), la resolución sobre las cláusulas suelo que afectan a las hipotecas, el Brexit, y la crisis de la banca alemana, primero, e italiana, después. El resurgir del sector El 4 de octubre de 2016 un rumor que apuntaba a que ya se estaba discutiendo en el seno del Banco Central Europeo (BCE) una futura subida de tipos de interés supuso el pistoletazo de salida para el sectorial en Europa. Representaba la luz al final del túnel, tras años en los que el precio del dinero a nivel suelo había apretado hasta el límite a los márgenes de intereses de los bancos. Una situación que continúa estando lejos todavía de una subida de tipos. “El precio medio de los préstamos se situó en el 2,31 por ciento en el tercer trimestre, 11 puntos básicos por debajo del primero, y el de los créditos cayó otros 26 puntos básicos, hasta el 2,72 por ciento”, afirman los expertos de Ahorro Corporación. Entre lo que ya se conoce está el hecho de que el QE continuará hasta (mínimo) septiembre de 2017. “A partir de ahí, no doy al BCE más de seis meses para subir los tipos”, asegura Daniel Pingarrón, estratega de IG, que es -de los pocos- que sigue manteniendo que Mario Draghi subirá el precio del dinero en 2018. Las incertidumbres que introdujo el presidente del BCE en su última comparecencia del 8 de diciembre han provocado que se retrase hasta 2019 una hipotética subida de tipos de interés en la eurozona, según las estimaciones que elabora Bloomberg. La previsión de ganancias para el sector ya está empezando a repercutir en la nueva (y futura) situación. El beneficio de las ocho entidades cotizadas crecerá un 53 por ciento desde lo esperado en 2016 hasta 2018, año en el que, teóricamente, empezaría a notarse en sus cuentas la subida de tipos -ver gráficos-. El más beneficiado, dado el peso hipotecario en su cartera, será CaixaBank, cuyas ganancias repuntarán hasta un 40 por ciento en tres años, hasta los 1.700 millones en 2018. Por detrás aparece la gran banca internacional. BBVA verá mejorar su beneficio un 28 por ciento en ese periodo, hasta rozar los 4.700 millones, y el Santander incrementará otro 17 por ciento el suyo, confirmando ser el mayor de todo el Ibex 35 por encima de los 7.000 millones de euros en 2018. “Subimos nuestra recomendación desde infraponderar hasta sobreponderar debido al repunte de las expectativas de inflación”, aseguran los expertos de Norbolsa, en línea con la rotación de carteras que se está produciendo en la mayoría de casas de análisis europeas hacia la banca y las aseguradoras. “Los bancos tienen todos los síntomas de ser el nuevo black: el nuevo sector materiales, infraponderado, odiado, apaleado, pero con potencial de hacerlo bien los próximos años”, concluye Morabanc.