Dice que precisa 8.800 millones, frente a los 5.000 millones apuntados en julioLa hucha del Gobierno italiano podría quedarse corta. El país transalpino aprobó antes de Navidad una asignación de 20.000 millones de euros para rescatar a la banca, pero acaba de descubrir que las necesidades de su entidad más problemática -el Monte dei Paschi di Siena- exceden lo presupuestado. El tercer banco italiano salió del test de estrés de julio con un déficit de capital de 5.000 millones. Sin embargo, ahora y según ha explicado el Banco Central Europeo (BCE) en carta al Ministerio de Economía de Roma, el coste del saneamiento ha subido hasta los 8.800 millones. El inesperado aumento del precio de la intervención se debe a tres factores. El primero es la escasa liquidez de la entidad que, en menos de un mes (del 30 de noviembre al 21 de diciembre) ha pasado de 12.100 millones de euros (un 7,6 por ciento de los activos) a 7.700 millones (un 4,8 por ciento). El mismo banco había reconocido antes que la fuga de depósitos sufrida por la incertidumbre sobre su futuro pudo vaciar la caja en solo cuatro meses. El segundo factor es el papel de la deuda subordinada. En el anterior plan de recapitalización el banco preveía una inyección de capital fresco de 5.000 millones. Ahora, de los 8.800 millones de déficit cifrados por el BCE, el Gobierno italiano aportaría unos 6.500 millones de euros y los 2.300 millones restantes saldrían de una conversión de bonos en acciones. El saneamiento de la entidad pasa por un canje de deuda subordinada, con una quita del 15 por ciento para los inversores institucionales (los particulares se ahorrarán este sacrificio y podrán convertir la deuda subordinada en deuda ordinaria). El tercer factor es sin embargo el más importante, ya que indica la evaluación que el BCE hace de la banca italiana y de la economía transalpina. Con el anterior plan el objetivo era subir el ratio de capital más puro o CET1 de Monte dei Paschi di Siena (MPS) en el peor escenario, del -2,23 por ciento con el que el banco había concluido el test de estrés, al 4,5 por ciento. El BCE en su última carta pide sin embargo elevar este ratio hasta el 8 por ciento, el mismo valor que en el pasado había pedido a los bancos griegos. Un capital como en Grecia Que el BCE piense que MPS necesita prepararse a un escenario económico tan crítico como fue el de Grecia no es una buena señal para Italia. Además, con los 20.000 millones pedidos al Parlamento, Roma pensaba rescatar por lo menos otros tres bancos (Veneto Banca, Popolare di Vicenza, Carige). Con la quita impuesta a los inversores instituciones el banco recaudaría del canje de subordinadas unos 2.300 millones, dejando que el Estado inyecte otros 6.500 millones. Roma seguiría teniendo bastante dinero para otras intervenciones. Sin embargo, habrá que ver si el BCE exige a todos los bancos medianos transalpinos en vilo un ratio de capital de “nivel heleno”. De ser así la red del Estado italiano podría quedarse corta, aun más si los cuatro pequeños bancos saneados a finales de 2015 (Popolare Etruria, Cassa di Risparmio di Chieti, Banca Marche, Cassa di Risparmio di Ferrara) necesitan otra inyección de capital antes de ser vendidos. El Gobierno, según explica la prensa italiana, está convencido de que los 20.000 millones serán suficientes. Será determinante el resultado de dos operaciones: UBI debería cerrar este mismo año la compra de tres de esas entidades financieras (Popolare Etruria, Cassa di Risparmio di Chieti, Banca Marche) y antes del próximo 7 de enero Veneto Banca y Popolare di Vicenza deberían anunciar su fusión, junto a una ampliación de capital de 1.000 millones garantizada por el fondo de rescate privado Atlante.