Los indicadores económicos confirman que la construcción empezó a crecer en 2015. Según el último informe de Euroconstruct, el pasado año rozó un incremento del 2,5 por ciento. Y está previsto que este año crezca un 4,4 por ciento. Las dificultades no han acabado, pero el nicho de oportunidad en Europa para este año y el próximo 2017 en la edificación (vivienda crecerá un 18 por ciento; no residencial, un 17 por ciento; rehabilitación, un 43 por ciento; e ingeniería civil, un 22 por ciento), confirma que lo peor ha pasado. De hecho, España comenzaba este 2016 como líder europeo en construcción, con un crecimiento del 20,3 por ciento de su producción nacional, según datos de la oficina de estadística comunitaria Eurostat. Estos datos coinciden con las previsiones de Seopan en materia de edificación residencial y proyección de empleo, pero la patronal prevé un futuro -y un presente, 2016- que sigue sin ser capaz de sacudirse la recesión. España sigue necesitando inversión, especialmente en el ámbito de infraestructuras, donde el balance de 2015 se salda con un año más de recesión, el octavo, y vislumbra datos negativos para este ejercicio, según el último informe de Seopan, la Asociación de Empresas Constructoras y Concesionarias de Infraestructuras. La patronal pone sobre la mesa cifras y plazo a estas necesidades: entre 38.000 y 54.000 millones de euros anuales en un plan sostenido de inversiones de diez años. Es la condición que plantea la patronal para que nuestro país no pierda “el tren de la competitividad y el bienestar social respecto a los principales países europeos”, según un estudio elaborado con la consultora A.T. Kearney. La ejecución de proyectos estratégicos globales en infraestructuras sigue dando oxígeno a las multinacionales españolas. Hasta el conflictivo AVE a La Meca despeja incertidumbres tras el acuerdo alcanzado por el consorcio español: una prórroga de 14 meses en el plazo de ejecución, y el reconocimiento por parte del Gobierno de Arabia Saudí del pago de 140 millones de euros por sobrecostes, y sin penalizaciones. La incertidumbre llega ahora de un mercado seguro, Estados Unidos. Las compañías -la economía global- están pendientes de Donald Trump. La globalización y el perfil altamente internacional de empresas españolas es lo que tiene. Aunque el proteccionismo del nuevo presidente de Estados Unidos proyecta muchas dudas sobre las relaciones comerciales, las multinacionales del sector y relacionadas con presencia en el país -ACS, Ferrovial, Acerinox, Arcelor- pueden salir ganando si su promesa de impulsar las infraestructuras se materializa. Las españolas ACS y Ferrovial, con una ingente cartera de trabajo en Estados Unidos, son las mejor posicionadas, seguidas de OHL, Acciona, FCC y Sacyr.