Remigio Iglesias presidirá el ‘banco malo’ y Roberto Rey será el consejero delegadoLas familias mexicanas presentes en el Banco Popular, con Antonio del Valle al frente, se han convertido en la última fuente de inestabilidad para la entidad. Si durante el pasado verano, Del Valle contactó con Gilinski, socio del Sabadell, para explorar la posibilidad de una fusión entre los dos bancos a espaldas de la cúpula directiva del Popular, ahora agita las aguas para poner en duda la gestión del presidente Ángel Ron y atraer a otros posibles accionistas descontentos. Esta suerte de amago de golpe de Estado se produce después de que la acción del banco haya perdido en las últimas semanas el nivel de 1 euro y la publicación de un demoledor informe de Bank of America que rebajaba el precio objetivo de los títulos hasta 0,75 euros. Del Valle, la séptima fortuna azteca, y el resto de familias mexicanas registran crecientes pérdidas desde su desembarco en el capital del banco, a finales de 2013. Entonces, y a la vez que el Popular invertía 94 millones en el banco mexicano Bx+ para tomar el 24,9 por ciento del capital, se hicieron con un 6 por ciento del banco que preside Ron, para bajar al 4,2 por ciento en 2015 y acudir, en la proporción que les correspondía, a la pasada ampliación de capital del mes de junio. Los fondos invertidos para tener el 4,25 por ciento del capital se aproximan a los 406 millones de euros, mientras que el valor en mercado del paquete accionarial es de unos 158 millones de euros. Eso supone una pérdida latente del 61 por ciento, unos 248 millones de euros, y que, según fuentes del mercado, es el principal motor de su oposición al actual presidente. Sin embargo, y según afirman fuentes próximas al consejo, la iniciativa de Del Valle no ha sido secundada por los socios significativos del Popular. La sindicatura de accionistas, el principal socio con un 9,87 por ciento del banco, es fiel a Ron, así como Credit Mutuel (4,06 por ciento), con el que además tiene una alianza estratégica, y Allianz, uno de los accionistas más estables y que controla un 3,49 por ciento. Fuentes del mercado apuntan, además, que tendría poco sentido pensar en un relevo en la presidencia pocos meses despúes de sustituir al consejero delegado, cambiar el organigrama y emprender un plan estratégico cuyas etapas se van cumpliendos según lo previsto. El Popular ha sellado recientemente un acuerdo con los sindicatos para ajustar su plantilla en 2.592 personas, además de cerrar 302 oficinas. Esto permitirá, según estaba marcado en el plan estratégico y tras destinar 375 millones al coste del recorte, unos ahorros anuales de entre 175 y 200 millones. Más relevante es el proyecto Sunrise, por el que proyecta desagregar de su balance 6.000 millones de euros brutos en activos inmobiliarios. El banco, aún en conversaciones con potenciales inversores, ha obtenido el apoyo de cinco bancos de inversión y dos fondos para participar en la financiación de la inmobiliaria. El cierre de la operación está previsto para el primer trimestre y la estructura del pasivo; acciones, deuda subordinada y bonos sénior no está totalmente definido. También falta la aprobación del Banco de España, del BCE y de la CNMV. Precisamente en la reunión que el consejo del Popular celebró ayer se trató de los avances en este proyecto. Entre ellos, además de los progresos en el plan, se desveló que el presidente de la inmobiliaria será Remigio Iglesias, mientras que Roberto Rey ocupará el cargo de consejero delegado. Los dos directivos son, tal y como prometió el Popular, hombres con una dilatada experiencia, en finanzas e inmobiliario, e independientes del Popular. Iglesias desarrolló buena parte de su carrera profesional en el Santander, donde representó al banco en la Sareb y Metrovacesa, al ser el responsable de recuperaciones y saneamientos de esta entidad. Por su parte, Roberto Rey, fue consejero delegado del grupo constructor Grupo Sanjose y de Carbures.