Exigirá al sector, eso sí, un ratio de apalancamiento del 3% para reducir riesgosLa UE dio ayer un nuevo paso en la reforma del sistema bancario, para evitar que un colapso financiero como el de hace casi una década se lleve por delante la economía europea. Con unos bancos europeos que vuelven a estar en el punto de mira, preocupaciones crecientes sobre la sostenibilidad de su modelo y la discusión de una posible vuelta de tuerca a la regulación internacional (Basilea IV), la Comisión Europea presentó las modificaciones a las reglas sobre los requerimientos de capital y la resolución de los bancos. El paquete traduce en gran parte los acuerdos alcanzados por el Comité de Supervisión Bancaria de Basilea y por el Consejo de Estabilidad Financiera, pero que aún no habían sido introducidos en la legislación comunitaria . Entre los cambios más visibles y con el fin de evitar que las nuevas normas estrangulen el dinero que fluye a la economía real, sobre todo a las pymes, y castigue desproporcionadamente a las entidades más pequeñas (y menos tóxicas para el sistema), la UE introducirá algunos mecanismos correctores a la propuesta internacional. Por ejemplo, los bancos pequeños sufrirán menos burocracia en el campo de las remuneraciones, sobre todo cuando utilizan instrumentos como acciones, al tener que informar sobre sus actividades, o al financiar proyectos de inversión. Según la Comisión, el análisis del marco actual de la regulación de los requisitos de capital mostró que las normas se pueden aplicar de una manera más proporcional, teniendo en cuenta la situación especifica de cada entidad. El responsable de la Federación Bancaria Europea, Wim Mijs, señaló que “no se trata de desregular, sino de reducir la complejidad (de las normas) y vincular éstas a la financiación del crecimiento”. Pero, la normativa que pretende sacar adelante Bruselas sí es más estricta en otros aspectos. Así, impondrá un ratio de apalancamiento del 3 por ciento (capital de calidad sobre activos totales) como se preveía, que se añadirá a los requerimientos de provisiones que tengan que cumplir los bancos según las normas europeas y las basadas en los riesgos de las entidades. El objetivo es obligar a que las entidades que representan un mayor riesgo para el sistema cuenten con más resistencia para poder lidiar con potenciales pérdidas. También se les requerirá a las entidades y a las firmas de inversión sistémicas un rato de financiación estable neto del 100 por ciento. Esto es, las entidades deberán mantener fuentes de financiación lo suficientemente estables como para cumplir con sus obligaciones financieras durante un horizonte temporal de un año, tanto en condiciones normales como adversas. Las nuevas normas acordadas a nivel internacional serán obligatorias para los bancos europeos dos años después de que sean aprobadas, una vez superen el visto bueno del Parlamento Europeo y el Consejo (los Estados miembros). El paquete legislativo también adopta nuevos estándares para la absorción de pérdidas por parte de las instituciones sistémicas, lo que ayudará a reducir la factura que pagan los contribuyentes en caso de futuros rescates bancarios. Los cambios llegan justo en un momento en el que el sector bancario europeo encara un presente difícil y un futuro incierto, arrinconado por el escenario de bajos tipos de interés, requisitos de capital cada vez más exigentes y el desafío de las startups del sector financiero (fintech).