Señala que los cambios de su sucesor causaron “los problemas de solvencia”La declaración ayer del expresidente de Caja Madrid, Jaime Terceiro, fue una de las más tensas del interrogatorio que se está practicando en las últimas semanas en el marco del juicio de las tarjetas black de la entidad y su heredera Bankia. Terceiro, que fue máximo responsable de caja entre 1988 y 1996, acudió a la Audiencia Nacional en calidad de testigo con el propósito de desmentir algunas de las acusaciones vertidas por algunos de los imputados en la causa, entre ellos su sucesor en el cargo, Miguel Blesa. En su comparecencia no sólo negó que las tarjetas black se crearan bajo su mandato, sino que atacó duramente tanto a su sucesor como a Rodrigo Rato, que presidió Caja Madrid a partir de enero de 2010. El actual consejero de Bankinter denunció que Blesa destruyó la entidad debido a los cambios “drásticos” introducidos a partir de su marcha en la política de inversiones y el aumento de las remuneraciones de sus directivos y empleados. Esto, a su juicio, provocaron unos “problemas de solvencia” que otras entidades españolas no tuvieron a raíz del estallido de la crisis. Terceiro manifestó que en 1996 el entonces ministro de Economía, Rodrigo Rato, le pidió que abandonara la caja y que a cambio le ofrecía la presidencia de una gran empresa nacional. Era Iberia. El exbanquero señaló en su declaración que no aceptó el trueque porque “era moneda de cambio”. Terceiro tuvo que dejar la entidad después de que los representantes del PP alcanzaron un acuerdo con el sindicato mayoritario, Comisiones Obreras, y con Izquierda Unida para gestionar Caja Madrid. Entre las modificaciones que realizó la nueva cúpula se encuentran la puesta en marcha de las tarjetas black, sistema por el cual consejeros directivos gastaron más de 15 millones de euros entre 2003 y 2012. El consejero de Bankinter reconoció que bajo su mandato se pusieron en circulación unas tarjetas para gastos de representación exclusivamente, con una factura media de 250 ó 300 euros mensuales. Estas tarjetas, según su declaración, se aprobaron en el consejo de administración, sustituían al dinero que la entidad abonaba en metálico a sus responsables por dichos gastos y eran completamente transparentes y legales. Eran “white”, remarcó Terceiro, rechazando así las acusaciones vertidas por varios imputados en las últimas semanas, en las que apuntaba a que la fórmula fue implantada en la caja a principios de los noventa. Sueldo “inconcebible” Terceiro señaló ante el tribunal que esas tarjetas se fueron oscureciendo y fueron aumentando sus límites, hasta el punto de multiplicar por más de 277 el importe percibido por sus usuarios. Además, negó que el dinero de plástico pueda formar parte de la retribución de los directivos y consejeros, porque eso es “inconcebible”. Defendió las tarjetas de empresa que la entidad emitió durante su presidencia, que no contaban con un PIN para poder sacar en los cajeros automáticos, tal y como se desprende de los movimientos reflejados en los gastos de los imputados.