Hace más de una década, cuando el acceso a los responsables financieros de Telefónica era más cercano, Santiago Fernández Valbuena enfatizaba que la compañía “tenía que girar el cabo de Hornos, y pasar a conquistar territorios más allá de Latinoamérica”. En el foco estaba Asia, pero la realidad es que las conquistas fueron europeas… Chequia, Reino Unido, Alemania. Del origen de un monopolio de Telefónica y de la expansión imperialista queda algo más parecido a un país que a una empresa, porque hoy es más difícil gobernar el trasatlántico que es Telefónica que llevar las riendas de algún estado. Como a estos, cuando han llegado los años de vacas flacas, toca reducir el déficit y hacer reformas estructurales. Y en ambas asignaturas, Telefónica está a medias. Álvarez Pallete aplica la táctica, que es hacer cosas cuando se pueden hacer, pero todavía no ha definido su estrategia, que es hacer cosas cuando no hay nada que hacer. Telefónica tiene el compromiso ante las agencias de rating de reducir su deuda a 2,35 veces su beneficio bruto. Hay muchos gestores que se preguntan por qué en un mundo en el que el dinero es gratis te tienes que poner estos objetivos, pero en el territorio de la empresa los objetivos de cumplir con la deuda son el honor. Telefónica no entendió que al rey la hacienda y la vida le ha de dar, pero el honor es patrimonio del alma y el alma solo es de Dios (para Telefónica de S&P, Moody’s y Fitch). Desde la compañía se explica que los inversores les ven como el perro pulgoso al que se le tiran piedras, y por esa necesidad de tener que vender se apretó el precio de colocación de Telxius, cuando pocas veces en una salida a bolsa se puede decir que tanto en el rango bajo como en el alto de los precios de referencia había descuento frente a los comparables. Solo con la venta de las antenas en España podría haber sacado 500 y 300 millones más porque compradores hay, y si no que pregunten en Cellnex. Mucho más delicada será la desinversión de la británica O2, por la que Telefónica llegó a pagar 26.000 millones de euros en 2005, y tras no poderla vender por la mitad a Hutchison, el precio de valoración sigue cayendo sin el control de la compañía, y ahora se sitúa en torno a 11.000 millones. Pallete tiene su táctica, y colocará entre inversores privados Telxius, o lo intentará más tarde, porque el ejemplo de Aena en la que en cuatro meses se pasó de no haber inversores internaciones a haberlos está presente; luego O2 (también a inversores particulares que es más fácil ahora que los depósitos no dan nada); emitirá si es necesario deuda convertible... Pero la pregunta que se hace el mercado es cuándo superará ser el heredero de Alierta, se convertirá en el Pedro Castro del Alcalde de Zalamea, y reconocerá que con el beneficio actual no le da para pagar el dividendo, y eliminar la falacia del scrip.