La multinacional francesa Lactalis consumó ayer el cierre de la planta de Lauki en Valladolid, pese a la existencia de ofertas de compra de las instalaciones. De nada ha servido la amplia movilización sindical, social y política emprendida desde que en marzo se anunció el cierre para que su propietaria, la multinacional Lactalis, accediese a la venta y evitar el desmantelamiento de una de las plantas señeras del sector lácteo en nuestro país. Ayer vencía el plazo dado por Lactalis para encontrar un comprador para la planta. Las exigencias de la multinacional, que las instalaciones no fueran a un competidor, convertían la misión en un imposible. Pese a todo, la compañía francesa sí ha ampliado el plazo para una posible transmisión. Representantes sindicales y políticos acudieron ayer a la puerta de la fábrica para solidarizarse con los trabajadores en su última jornada laboral. De estos empleados, 54 se irán destinados a otras plantas de Lactalis, otros once se acogerán a un plan de prejubilación debido a su edad, y los 19 restantes pasarán a engrosar las listas del paro.