Ebullición intelectual, grandes compras y calles plagadas de historia en esta tradicional urbe El vuelo de Nueva York a Boston debía emplear 90 minutos, pero acabó consumiendo cuatro horas. Para la próxima, el tren de alta velocidad Acela Express, que cuesta 95 dólares, sale de Manhattan y llega a Back Bay Station, a un paso de los grandes hoteles (www.amtrak.com). Paseos a pie. Ciudad compacta, perfecta para los andarines. La riqueza de sitios históricos refuerza esa sensación. el freedom trail recorre los edificios de la revolución americana. Se inicia en el parque boston common y, al pasar por el faneuil hall, un colorido mercado, las piernas se habrán ganado un reposo. Se diría que beacon hill es un decorado, de tanto ver en el cine las casas de las buenas familias. Atracciones. No alcanzan las horas para ver el museum of science (www.mos.org) y sus fascinantes exposiciones. El new england aquarium (www.neaq.com), en Central Whard, no es sólo para niños; además, organiza excursiones en barco para avistar ballenas. Cambridge. ¿Quién no ha oído hablar de Harvard o del MIT? Están al otro lado del río Charles. Cuatro cosas que no hay que perderse: la atmósfera juvenil de las calles, las librerías de harvard square, el jazz en ryles club (212, Hampshire Street) y un aperitivo en el atrium (50, Church Street). Observatorios. Los rascacielos John Hancock Tower (241 metros, 60 plantas) y el prudential (229 metros, 52 plantas) son miradores panorámicos, con vistas de 360 grados.Shopping. De newbury street se dice que es el equivalente a la Quinta Avenida, y sus escaparates avalan la comparación. Las terrazas añaden glamour. downtown crossing es la clásica calle peatonal del centro, y en ella están los almacenes Filene´s, célebres por las rebajas del sótano. De lujo. Difícil la elección entre los hoteles de calidad: boston harbor (www.bhh.com), copley plaza (www.fairmont.com/copleyplaza) y bostonian (milleniumhotels.com).