El grupo, que cambiará de presidente, contrata a Deutsche Bank para gestionar la venta de los activos de ABN Amromadrid. La zona euro ya no es virgen. La acción concertada de los gobiernos de Bélgica, Países Bajos y Luxemburgo para rescatar a Fortis de sus dificultades financieras ha abierto la veda y los mercados ya hacen sus apuestas sobre la siguiente entidad en caer -ver página 12-. Los tres Ejecutivos del Benelux acordaron el domingo un plan de rescate del grupo de banca y seguros, por el que se convertirán en accionistas minoritarios, pero con una presencia significativa, en las filiales de banca minorista de Fortis. Además, y para reducir rápidamente la deuda que agobia a la entidad, ya se han contratado los servicios de Deutsche Bank para encontrar un comprador para ABN Amro, el origen de todos los dolores de cabeza. Filip Dierckx, consejero delegado de Fortis desde el viernes, no tuvo reparos en reconocer que la adquisición de su rival holandés, en una operación conjunta con Santander -que mantiene una participación del 1,85 por ciento en el banco belga- y Royal Bank of Scotland fue un error. "No voy a desmentir que, si se miran ciertas decisiones que hemos tomado en el pasado, probablemente se puede decir que fueron tomadas en el mal momento. Claramente hubo un mal timing en la operación ABN Amro", aseguró en una rueda de prensa celebrada a primera hora. La compra de la banca minorista de ABN Amro en el Benelux, además del negocio de gestión de activos, disparó la deuda de Fortis hasta los niveles que han provocado sus dificultades actuales. Después de analizar la situación durante el fin de semana, según Dierckx, "pensamos que, en este momento, [la deuda] es simplemente demasiado para la empresa". Por eso, la primera medida para salvar a la entidad ha sido la de poner a la venta RFS Holdings, la sociedad en la que se engloban los activos de ABN Amro. El negocio de gestión de activos, ya integrado en Fortis, no se verá afectado por esta venta. La parte fundamental del plan, sin embargo, es la entrada de los gobiernos del Benelux en el capital del banco. Pero no lo harán en el accionariado de Fortis, sino en el de varias de sus filiales. Bruselas tomará el 49 por ciento de Fortis Bank NV/SA, la filial belga, tras una aportación de 4.700 millones de euros. Países Bajos hará lo propio en Fortis Bank Nederland, en este caso por 4.000 millones de euros. Y Luxemburgo inyectará 2.500 millones de euros y pasará a controlar un 49 por ciento de Fortis Banque Luxembourg, en este caso a través de una emisión de bonos convertibles. Tras esta inyección de 11.200 millones de euros, y según la propia entidad, los ratios de capital de Fortis superarán con creces los mínimos exigidos por los acuerdos de Basilea, lo que debería ahuyentar los fantasmas de una posible quiebra. La participación estatal en las filiales de banca minorista, en principio, está llamada a ser temporal. Didier Reynders, ministro de Finanzas de Bélgica, aseguró que "evidentemente, nuestra intención no es permanecer en el capital. Pero esa presencia, eso sí, no será pasiva". Wouter Bos, homólogo neerlandés de Reynders, explicó que "hemos comprado poder en el banco, hemos obtenido más influencia sobre las decisiones que se van a tomar, y eso es lo que los ahorradores necesitan ahora". Los cambios en la gestión van a notarse de manera inmediata. Maurice Lippens, presidente de Fortis, dimitió tras las conversaciones del fin de semana y ya se busca un sustituto fuera del banco. Su contratación, además, será supervisada por el Gobierno belga, que deberá dar su visto bueno.