Bruselas publicará los resultados de la investigación a las energéticas en 2007bruselas. Liquidado el proteccionismo español, ahora le toca al presunto abuso de posición dominante alemán. El portavoz del irlandés Charlie McCreevy, comisario europeo de Mercado Interior, admitió ayer que Bruselas "está mirando con mucho cuidado" el blindaje que el Gobierno alemán impuso a E.ON para evitar que la joya de su corona energética cayera en manos extranjeras. "Disponemos de informaciones que muestran que [el blindaje] podría ser contrario al derecho comunitario", añadió. Escueta, lacónica, la declaración sobre la todopoderosa Alemania estuvo en las antípodas de la profusión de criticas y advertencias que, durante el último año, Bruselas ha emitido contra las escaramuzas del Gobierno español para intentar que el cuartel general de Endesa no cruce para siempre los Pirineos.El acorazado germanoEl Gobierno roji-verde presidido por el ex canciller alemán Gerhard Schroeder explotó en 2002 todos los resquicios legales para saltarse el veto de las autoridades de Defensa de la Competencia de Alemania y de la UE. Y logró mediante la fusión de E.ON y Rurghas crear el gigante nacional que hoy va de compras por todo el Viejo continente y tiene a Endesa en su lista de futuras presas.Para evitar que su cazador terminara cazado, Berlín le impuso una coraza triple. En primer lugar, no se puede comprar toda la empresa: E.ON debería dejar en manos de un tercero su filial de gas, Ruhrgas, si hay sospechas de que peligran "los intereses de la política energética de Alemania".En segundo lugar, hay que pedir permiso para comprar E.ON: Se requiere autorización del Ministerio de Economía y Tecnología, que podrá denegarla cuando no se proteja la política energética. No hace falta ser mal pensado para leer entre líneas que si el comprador es extranjero, no hay que ilusionarse.En tercer lugar, el gas será siempre de Ruhrgas: la orden ministerial germana intenta garantizar a toda costa que las actividades de gas siempre estarán bajo control de esta empresa alemana. Al lado de estas tres condiciones, palidecen como inocente juego de niños las diecinueve que la española Comisión Nacional de la Energía (CNE) impuso en julio a E.ON si quería comprar Endesa. Condiciones que Bruselas acaba de declarar ilegales de un plumazo.Es más, una de las condiciones de la CNE anuladas por Bruselas está calcada de las de Berlín: Madrid pretendía obligar a E.ON a desprenderse de Endesa si en el plazo de diez años tras la adquisición, otra sociedad se hace con el control de más del 50 por ciento de E.ON. De hecho, Berlín la obliga a deshacerse de Rurghas si cae en manos de otra empresa.Contra las cuerdasLa investigación sobre el blindaje de E.ON está aún en una fase preliminar, y es una incógnita si provocará la apertura de un expediente contra Berlín. Está más avanzada la investigación que la pasada primavera llevó a los sabuesos de Bruselas en dos ocasiones la sede de la empresa. En la segunda inspección se fueron con el ordenador de su presidente debajo del brazo.Una de las prioridades de la actual Comisión Europea, presidida desde el otoño de 2004 por el luso José Manuel Durao Barroso, son las investigaciones sectoriales para ver si la competencia funciona en los mercados energético, bancario y en las telecomunicaciones. Tras un informe preliminar que en febrero demostró que la liberalización en gas y electricidad es rehén de los oligopolios, los inspectores de Bruselas han irrumpido, entre otras, en la francesa GDF, la italiana ENI y la alemana E.ON. Neelie Kroes, comisaria de Competencia, explicó ayer en Londres que presentará a principios del año próximo el informe final de su investigación.