Sus dardos siempre dan en la diana. Pero ahora está a punto de hacer el disparo más difícilPocos empresarios son tan conocidos como él. Podría decirse que ninguno. Ni César Alierta, ni Francisco González, ni Manuel Pizarro, ni José Ignacio Sánchez-Galán... Emilio Botín sería la única excepción. Y ni siquiera. Él llevará las riendas del mayor banco del país, Santander, y será el notario por cuyas manos se da el visto bueno a casi todas las grandes operaciones que se cierran en España. Pero nunca ha sido presidente del Real Madrid.Florentino Pérez, sí. La blanca plataforma le convirtió en el auténtico galáctico de los negocios, con una fama inimaginable para el resto de primeros espadas. Su nombre rompió barreras en todo el mundo y alcanzó el estrellato que tanto anhelaba. Sin embargo, el sueño terminó. Y, ahora, parece más claro por qué.Cualquier mortal sabe que Florentino Pérez, además de merengue, es constructor. Incluso, muchos recuerdan su pasado político, en las filas de UCD. Pero pocos conocen su verdadero sino en el mundo de los negocios. Arropado por la familia March y los Albertos -Cortina y Alcocer-, Pérez ha ido dando forma a las aspiraciones de sus socios. Es el perfecto ejecutor. Negociador nato, muchos le tachan de encantador de serpientes. Gran ejecutor, siempre hace diana. Ambicioso, desconfía por naturaleza y le cuesta hacer equipo. Omnipresente, es capaz de asistir a cinco eventos en un solo día, con una perenne sonrisa que hace sentir a cada anfitrión dueño de todo el tiempo de Pérez. Dulce espejismo. Porque el presidente de ACS, en realidad, es uno de los hombres más comprometidos de toda España.Su agenda de trabajo es tal que los March y los Albertos terminaron pidiéndole que abandonara el Real Madrid. "Estás demasiado en el ojo del huracán. Y eso no es bueno para la imagen del grupo", pudieron decirle. Pero, sobre todo, le dejaron claro un mensaje: "Sabes lo que se nos viene encima, y te necesitamos a tiempo completo".¿Qué era? Ahora ya está claro: el asalto al poder energético. Cuando Florentino Pérez se despidió del club de sus amores, la familia March y los Albertos tenían claro que iban a ganar mucho dinero (y poder) si movían bien las fichas. Cinco meses antes habían adquirido a Santander el 22 por ciento de Unión Fenosa. Y sabían que podían llegar mucho más alto, gracias a las complicaciones que estaba teniendo Gas Natural en comprar Endesa.Presionado por sus socios y dolido por las bajas horas que estaba atravesando el Madrid, Florentino se marchó un 27 de febrero por la puerta de atrás del club. Pero volvió a la alfombra roja de los negocios. En apenas siete meses, ha dejado su impronta en dos de las mayores operaciones empresariales del panorama actual: la fusión de Abertis con Autostrade para crear el líder mundial de las autopistas y la entrada en Iberdrola para fusionarla con Fenosa.¿Todo ha salido de su cabeza? Probablemente, no. La familia March y los Albertos son los verdaderos poderes en la sombra. Él, un francotirador que siempre da en el blanco. Canela fina. Sus socios, inversores infalibles, saben que tienen un brillante futuro, y cuentan con el poder y el dinero necesario para conseguirlo. Sólo falta que Pérez vuelva a acertar con su disparo.