Madrid. Es la mayor puerta aérea de Europa, pero por poco tiempo. En apenas dos años, el londinense Heathrow perderá su corona en favor de Francfort y del parisino Charles de Gaulle, que dispararán más de un 30 por ciento su número de vuelos, mientras que el británico seguirá prácticamente igual. El motivo es la saturación de Heathrow, que opera al 99 por ciento de su capacidad y apenas tiene margen para incrementarla. La única vía que tiene para recuperar su pasado esplendor es construir una nueva pista, la tercera, que permitiría incrementar el número de operaciones hasta 700.000 al año, frente a los 477.000 actuales. Pero esta nueva infraestructura debe recibir antes el visto bueno del Gobierno de Gordon Brown, que antes de final de año deberá pronunciarse sobre la conveniencia, o no, de su construcción. Además, aunque conceda luz verde a la nueva pista, ésta no estará operativa hasta 2018 y, para entonces, París y Francfort llevarán varios años tomando ventaja al aeródromo controlado por Ferrovial. La compañía presidida por Rafael del Pino, no obstante, confía en poder incrementar entre un 15 y un 20 por ciento el número de operaciones utilizando la segunda pista de Heathrow para aterrizar y despegar, según ha reconocido el consejero delegado de Ferrovial Aeropuertos Íñigo Meirás. Sin embargo, este mayor uso de la infraestructura también necesita autorización administrativa. Lentitud y cambios de planes La cangrena de Heathrow radica, precisamente, en la lentitud de cualquier iniciativa. Por ejemplo, el proyecto de la recién estrenada Terminal 5 se aprobó en 1987, pero el rosario de debates y análisis que caracteriza este tipo de obras en Reino Unido retrasó su puesta en marcha hasta el pasado mes de marzo. En cambio, el proyecto de la Terminal 4 de Barajas empezó a ver la luz en 1993 y entró en funcionamiento hace más de dos años. Lejos de intentar acortar los plazos, en Londres puede complicarse todavía más la situación con los planes del nuevo alcalde de la ciudad. Boris Johnson estudia la viabilidad de cerrar Heathrow y construir un nuevo aeródromo en medio del río Támesis. Desde BAA, filial de Ferrovial a través de la cual el grupo español controla Heathrow, recuerdan que esta posibilidad ya se ha analizado en el pasado y ha sido descartada, entre otros motivos, por los problemas medioambientales que generaría. Además, insisten en que Reino Unido necesita urgentemente ampliar la capacidad de Heathrow si no quiere perder sus conexiones con el resto del mundo, especialmente, con mercados emergentes como India y China.