Consigue el respaldo para obtener una prórroga de siete meses y continuar las negociacionesEl grupo pretende cerrar un acuerdo en abril para poder implementar el plan cuanto antesAbengoa solicitó ayer al juez del juzgado Mercantil número 2 de Sevilla la homologación del contrato de espera (standstill, en inglés) tras recibir el respaldo del 75,04 por ciento de los acreedores financieros de la compañía. Con ello, la empresa andaluza pretende extender los efectos del contrato al resto de acreedores. La ingeniería sevillana consigue así sortear el concurso de acreedores, al menos por ahora. Su objetivo es culminar un convenio a lo largo del mes de abril, aunque la prórroga requerida, y que el juez admitió ayer a trámite, se prolongará durante siete meses. Con el standstill, Abengoa se protege ante posibles acreedores que decidan instar el concurso ante los incumplimientos de sus obligaciones financieras. La empresa que preside Antonio Fornieles ha obtenido un apoyo más amplio del 60 por ciento que necesitaba para poder solicitar el contrato de espera. No en vano, cuando anunció hace dos semanas esta opción, ni los bancos, ni los bonistas ni la propia compañía esperaban conseguir en tan poco tiempo la adhesión del 75,04 por ciento (15,04 puntos por encima del límite). Respecto al 24,96 por ciento restante que no se ha sumado por el momento, las fuentes consultadas explican que “no significa que lo hayan rechazado, sino que puede deberse a que no les haya dado tiempo por la rapidez con que se han desarrollado los acontecimientos”. Este apoyo, en todo caso, es para que Abengoa pida la prórroga de siete meses, no para el plan de viabilidad industrial y financiera. Ahora toca, en primer lugar, que el resto de acreedores también sustente el standstill, y lograr a partir de ahí la aprobación del plan por parte de al menos el 75 por ciento de los acreedores, como establece la Ley Concursal, para poder así presentar un convenio al juez. Por el momento, el plan de reestructuración está respaldado por los tenedores de deuda financiera con un peso equivalente al 40 por ciento del total, que asciende a 9.306 millones de euros. Se trata de los bancos integrados en el denominado G-6, en el que participan el Santander, HSBC, Caixabank, Bankia, Popular y Crédit Agricole, y los grandes bonistas representados por Houlihan Lokey, entre los que figuran Blackrock, Centerbridge, Delta AM, DE Shaw, Elliott Management, Eton Park, Invesco, KKR Credit, Oak Hill, Attestor y Värde. La hoja de ruta de Abengoa pasa por alcanzar el apoyo del 75 por ciento del pasivo financiero durante el mes de abril. Una vez conseguido, de acuerdo con la ley, las condiciones del convenio se extenderán a todos los acreedores -hayan firmado o no-. Con todo, el grupo de ingeniería y energías renovables tiene siete meses para obtener el respaldo necesario. Sin embargo, el plan de la empresa implica la inyección de entre 1.500 y 1.800 millones para mantener su actividad en los próximos dos años, para lo que varios fondos ya han comprometido 1.000 millones, aunque no los dispondrán -al menos no en su totalidad- hasta que no se firme un acuerdo final. Las distintas legislaciones Fuentes financieras estimaron ayer que una vez que Abengoa consiga el aplazamiento por parte del juez, “el proceso será continuar desarrollando la documentación legal del preacuerdo alcanzado” entre la empresa y los principales acreedores para, a continuación, pedir el voto favorable del resto de entidades y presentarlo al juzgado “durante los próximos cuatro a seis meses”. Precisamente, las numerosas geografías en las que opera Abengoa es una de las mayores dificultades que ha enfrentado. Tras cuatro meses de durísimas negociaciones y tras presentar el preacuerdo el pasado 16 de marzo, las diversas legislaciones de los países en los que tiene actividad hacían imposible sellar un acuerdo definitivo dentro del plazo legal que establece el preconcurso de acreedores, estado en el que la compañía permanecerá hasta cerrar todo el proceso. Los numerosos mercados en los que trabaja han llevado al grupo, de hecho, a presentar, en paralelo al standstill en España, como parte del proceso de reestructuración, las solicitudes de Chapter 11 para aquellas sociedades que están presentes en Estados Unidos y Chapter 15 para todas las sociedades, con el objetivo de hacer extensiva la protección y homologación del acuerdo en España al resto de países. Emisión de 500 millones En cualquier caso, la ingeniería andaluza tendrá que solicitar la celebración de una junta general de accionistas con posterioridad para la aprobación definitiva del plan de reestructuración. Entonces, Abengoa podrá certificar que ha evitado el que habría sido el mayor concurso de acreedores en la historia de España. El plan de refinanciación contempla inyecciones de liquidez de entre 1.500 y 1.800 millones de euros y una quita del 70 por ciento para la deuda de las entidades. En total, la ingeniería sevillana tiene que refinanciar 9.306 millones de deuda, que en la nueva Abengoa se limitará a casi 5.000 millones. La firma señaló ayer en un comunicado que “trabaja ya intensamente para cumplir con los objetivos establecidos en el redimensionamiento de la compañía, dotarla de la seguridad financiera necesaria y aportar el liderazgo y la gestión que permitan el desarrollo del potencial operativo y financiero de la compañía, así como su crecimiento y la generación de beneficios”. La empresa se reunirá hoy con los representantes de los trabajadores para explicar el contrato de espera firmado. El standstill permitirá a la compañía dejar en suspenso el ejercicio de determinados derechos de resolución y vencimiento anticipado de financiaciones. Entre ellos, se incluye la emisión de bonos por un importe de 500 millones de euros que vence el próximo jueves 31 de marzo. Abengoa informó ayer de que la asamblea de bonistas de esta colocación quedó cancelada al no haber alcanzado el quorum legalmente necesario para constituirse válidamente en primera convocatoria.