El consejero delegado e inmediato presidente, Michael Hurd, también puede verse salpicadonueva york. La dimisión inmediata de la presidenta de Hewlett Packard, Patricia Dunn, parece haber fortalecido a Michael Hurd, consejero delegado y sucesor de Dunn el frente del gigante tecnológico. Pero el escándalo sobre el espionaje de la compañía podría complicarse aún más y muchos creen que Hurd también podría salir escarmentado por las escuchas ilegales a periodistas y miembros de la junta directiva que realizaron unos detectives, contratados por HP, para descubrir quién filtraba información a la prensa. "Ahora que sabemos el profundo alcance del caso, asumo toda la responsabilidad para llevar a cabo las acciones necesarias para corregir el error", declaraba Hurd el pasado viernes, durante una rueda de prensa, en la que anunció que Dunn dejaría su cargo de forma inmediata, sin esperar al próximo enero, como estaba previsto.De momento, HP ya ha perdido a tres miembros de su Consejo de Administración, incluída su presidenta, y tendrá que dar explicaciones sobre el asunto ante el Comité de Energía y Comercio del Congreso de Estados Unidos el próximo jueves.Además, la compañía deberá desembolsar una ingente cantidad de dinero en abogados y especialistas de todo tipo, para que le ayuden a recuperar su buen nombre. Por el momento, Hurd ha intentado lavar la imagen del grupo, asegurando que el escándalo "nada tiene que ver con la estrategia de la compañía, ni del grueso de la gente que trabaja en ella". Pese a estas palabras, existen indicios que podrían implicarle a él mismo dentro de la maraña de malas prácticas llevadas a cabo por HP.Pese a que Hurd se ha desentendido del escándalo desde el comienzo y afirma "no haber leído informes al respecto", existen pruebas que demuestran su aprobación para enviar un correo electrónico falso a uno de los periodistas.