La buena noticia de la revisión al alza de la estimación de crecimiento del PIB de la UE en 2006, que ha pasado del 2,3 al 2,7 por ciento, está generando reacciones mixtas que van de la confianza al escepticismo. Pero pocos se han planteado estas preguntas: ¿qué están haciendo las instituciones europeas para el relanzamiento de Europa? ¿Bastan las continuas advertencias de la Comisión y del Banco Central Europeo (BCE) sobre la necesidad de respetar el Pacto de Estabilidad (PEC) para dicho relanzamiento? Nuestra respuesta es también, por una parte, preocupada y, por la otra, animada. La situación es preocupante por la ineficacia del presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, que está demostrando una creciente debilidad de liderazgo. Eso está dejando el campo libre y la puerta abierta para las continuas intervenciones de diversos comisarios, entre los que destacan por su visibilidad algunos (Almunia en Asuntos Económicos, Kroes en Competencia, McCreevy en Mercado interno y servicios), pero no por su coherencia ni claridad.La obligación de un presidente de la Comisión no es la de interferir en la autonomía de los comisarios, pero sí la de transmitir la certeza de que la Comisión opera basándose en el principio de la colegialidad. Y Barroso no da esta impresión, diferenciándose así de la presidencia de Romano Prodi, cuya Comisión sí se caracterizaba por la colegialidad y su fuerza que, además, fue creciendo a lo largo del quinquenio de su mandato. Es cierto que Prodi disponía de comisarios de mayor nivel (como Monti, cuya equilibrada autoridad cosechó resultados que la locuacidad de Kroes nunca será capaz de lograr). Pero también lo es que la Comisión Prodi mantuvo firme el timón en las grandes cuestiones: desde el euro a la ampliación, desde la Constitución a la estrategia de Lisboa.Se podría objetar que las dos últimas cuestiones fueron fracasos. Pero sería prematuro afirmar algo así, teniendo en cuenta los ritmos europeos. En cualquier caso, si terminan siendo un fracaso, habrá que cargárselo en el debe de la Comisión Barroso, que está en el poder desde hace casi dos años y no ha hecho nada por relanzarlas.Para hacer progresar a Europa no basta con las diarias advertencias para que se respete el PEC. Por ejemplo, dado que los países miembros presentan anualmente los programas de estabilidad y de innovación, crecimiento y ocupación, ¿por qué no interviene la Comisión para valorar si el Pacto debe revisarse no con la pastelera flexibilización de antaño, sino con referencia a la estrategia de Lisboa?Moción de censuraTambién se podrían activar otras iniciativas político-económicas, pero la Comisión está cruzada de brazos. Si la situación sigue así, habría que pensar en que la Eurocámara lance una moción de censura contra Barroso.Quizás el Eurobarómetro sea poco significativo, pero no se puede ignorar que, mientras los europeos mostraban una creciente confianza en la Comisión Prodi (que pasó del 44 por ciento inicial al 53 en 2002, cerrando en 2004 con el 52 por ciento), la Comisión Barroso ronda el 47 por ciento.Por otra parte, la situación se presenta positiva no sólo porque Europa vuelve a a crecer, sino también porque, en el primer semestre de 2007, la presidencia del Consejo europeo pasará a Alemania. Es decir, a Angela Merkel, que presidirá, pues, el 25 de marzo las celebraciones del 50 aniversario del Tratado de Roma. Nos parece "justo" que así sea, porque Alemania es el país más importante de la UE y el que dio un mayor impulso al europeísmo.Merkel desempeñará un papel de primer plano en su semestre al frente de la UE, como ya declaró en su discurso ante el Bundestag de mayo, en el que afirmó: "Hago un llamamiento a los líderes nacionales y les pregunto: ¿Quieren ustedes comprometerse o no con un nuevo proyecto de Europa?".La canciller ha diseñado una UE como sujeto más potente en el sector energético, económico y científico por un lado, y por el otro, en el diplomático-militar, para tener una mayor relevancia en un mundo dominado por EEUU, Rusia y, pronto, China y la India. A sus 52 años, Merkel está decidida a relanzar el proceso constituyente y a promover "campeones europeos" en sectores estratégicos de la economía. Es una idea que muchos rechazan, pero que nos parece muchísimo mejor que los reflujos nacionalistas o el confuso mundialismo libertario.La postura de Italia y Francia, vitalEstas iniciativas tendrán más o menos éxito según la postura que adopten Francia e Italia. Es decir, los otros dos grandes países fundadores de Europa. Italia parece dispuesta a proporcionar un fuerte apoyo al semestre alemán, como dijo Prodi en su visita de junio a Berlín. La fuerza de Prodi radica en ser el único jefe del Gobierno de un país miembro que ha sido presidente de la Comisión.Con respecto a Francia, a finales de 2007 se sabrá qué cincuentón/a (Sarkozy o Royal) dirigirá durante cinco años este país crucial para la UE.Si la experiencia de los septuagenarios y la fuerza de los quincuagenarios (edad que también tiene Barroso) no consigue dar un impulso a la UE de aquí a 2010, podría hacerse realidad el riesgo de caminar hacia un área de libre comercio, ampliada incluso a Turquía. Esto le encantaría a los británicos y a los americanos, pero sería un daño irreversible para todos, pues la eurodemocracia es realmente una nueva fuerza de seguridad y desarrollo.