Desde el final de la Segunda Guerra Mundial, Japón ha hecho de la ciencia y la tecnología su máxima prioridad de inversión en cuanto a educación superior. De hecho, el departamento de Física la Universidad de Tokio ocupa el tercer lugar en el mundo en citas en investigaciones; el departamento de Química de Kyoto ocupa el cuarto lugar en el mundo; Osaka es la cuarta en inmunología; y Tohoku, la quinto en ciencia de materiales. Por ello, las humanidades no están tan bien consideradas y el Gobierno quiere reducir las titulaciones en esta rama. Según el Times Higher Education, de las 60 universidades que las ofertan, 26 han confirmado que cerrarán estos títulos y facultades o bien reducirán su presencia, también las de ciencias sociales a partir del curso que viene. Críticas por la decisión Algunas críticos con estas medidas indican que las industrias culturales y creativas también requieren a los estudiantes con estudios en estas ramas. Además, consideran que el conocimiento en estas áreas también es indispensable para el desarrollo de tecnologías innovadoras de producción, alegan que la tecnología por sí sola no es suficiente. El Consejo de Ciencias de Japón emitió un comunicado para indicar que las ciencias humanas y sociales “juegan un papel vital y único en cuestiones de crítica, contraste y reflexión sobre la manera en que los seres humanos y la sociedad funcionan, hacer una contribución esencial al conocimiento académico en su conjunto”. Los estudiantes, cuando ingresan en la educación Secundaria, se dividen en dos grupos, los que eligen ciencias y los que eligen letras; los que se decantan por la primera opción pasan a la universidad sin saber correctamente la historia de Japón y del mundo. Cabe destacar que el debate se ha trasladado a otros lugares del mundo como, por ejemplo, a Reino Unido, donde se pone encima de la mesa si son necesarias “tantas” titulaciones en esta rama. Por otro lado, las universidades están elaborando en sus planes de reforma nuevos cursos en línea con el Plan Nacional de Desarrollo de la Universidad que ha aprobado el gobierno, que va unida a la bajada del número de estudiantes, debido a la bajada de natalidad. Se prevé que los universitarios disminuyan en un tercio durante los próximos 15 años, pasando de 650.000 en 2018 a 480.000 en el 2031. Aún es pronto para decir cuáles serán los impactos más inmediatos, pero si los japoneses no encuentran en su países donde cursar una titulación, quizás esto anime a los japoneses a estudiar en el extranjero y crecerá la movilidad internacional como quiere el Gobierno.