Europa bendice el matrimonio sin imponer ninguna condición a la operaciónbruselas. En un mundo ideal, Abertis y Autostrade podrían haber disfrutado ayer del amor y el lujo de toda primera noche de bodas que se precie. La Comisión Europea, órgano sobre el que recae la competencia exclusiva de aprobar o prohibir las concentraciones de dimensión continental en la UE, le dio ayer por la tarde su bendición incondicional. Pero Italia es diferente y, si no, que se lo digan a los malogrados Romeo y Julieta.En esta ocasión, el malo de la historia es el Gobierno italiano, cuyo proteccionismo obstaculiza el final feliz. El cuasi veto que impuso el Ejecutivo de Romano Prodi a la operación todavía está siendo investigado por Bruselas. Aunque todo apunta a que Europa echará por tierra el veto de Roma, el interrogante sigue abierto y, por tanto, el culebrón aún no ha acabado. Así lo confirmó Jonathan Todd. El portavoz de la comisaria europea de Competencia, la holandesa Neelie Kroes, puntualizó a elEconomista que la decisión de ayer "no tiene nada que ver con el examen que la Comisión Europea está realizando sobre si el Gobierno italiano está violando la competencia exclusiva de Bruselas en estos casos".Dos líneas de investigación En realidad, el Ejecutivo Comunitario mantiene abiertas dos vías de investigación para atar corto a Roma: desde la Dirección General de la Competencia, bajo la titularidad de Kroes, se está estudiando una potencial violación de la competencia exclusiva de Bruselas en este caso concreto.Desde la Dirección General de Mercado Interior, bajo la autoridad del comisario irlandés Charlie McCreevy, se investiga si la legislación a través de la que Italia privatizó la gestión de su red de autopistas contiene barreras a la libre circulación de capitales. Barreras que podrían ser utilizadas por Roma para discriminar a las empresas extranjeras e impedir su desembarco en la península de la bota.Antonio Di Pietro, ministro de Infraestructuras italiano, se ha acogido a un decreto de 1997, que prohibe la presencia de constructores en el accionariado de Autostrade, para oponerse a la fusión. Esta norma, caduca para buena parte del actual Ejecutivo trasalpino, impediría a ACS participar en el capital del futuro grupo. Según los términos de la fusión, la constructora presidida por Florentino Pérez controlará el 12 por ciento de la nueva Abertis, y será el segundo accionista individual, por detrás de Schema28, sociedad controlada por los Benetton.