Los acreedores esperan el visto bueno para diluir a los accionistas hasta el 5%Abengoa y los acreedores avanzaron ayer hacia un acuerdo para la reestructuración del grupo andaluz tras la salida de Felipe Benjumea del organigrama de la empresa un día antes. Era esa la primera premisa de los bancos y bonistas para dar nuevos pasos y conceder los 1.130 millones de euros de liquidez que la compañía que ahora preside Antonio Fornieles necesita. La segunda exigencia pasa porque el consejo de administración de Abengoa acepte que los accionistas actuales vean diluida su participación hasta el 5 por ciento. Fuentes conocedoras del proceso aseguraron ayer a este diario que la compañía, con el visto bueno de los Benjumea y el resto de familias andaluzas que controlan el 51 por ciento de los derechos de Abengoa, lo había aceptado. No obstante, oficialmente no había una decisión tomada. Benjumea, que junto con otras familias andaluzas a través de Inversión Corporativa (IC) controla el 51 por ciento de los derechos de Abengoa (el 20 por ciento del capital), se había negado por activa y por pasiva a ver diluida de tal manera su participación en la empresa que creó su padre en 1958. El expresidente reclamaba tener el 12,5 por ciento de la nueva Abengoa, susceptible de elevarlo hasta el 30 por ciento si la reestructuración resultaba exitosa. Una demanda que los bancos, aglutinados en el G-7 (Santander, HSBC, Caixabank, Bankia, Popular, Sabadell y Crédit Agricole) y asesorados por KPMG, y los bonistas, representados por Houlihan Lokey, no estaban dispuestos a asumir. Tras la destitución el martes por la noche de Benjumea como asesor de Abengoa, que precipió el cese del hasta entonces presidente ejecutivo José Domínguez, Fornieles, junto con el nuevo consejero delegado, Joaquín Fernández de Piérola, ha tomado el mando de las negociaciones. Según fuentes conocedoras del proceso, la presencia de Fornieles, antiguo socio de KPMG, ha desencallado las negociaciones con los acreedores. Hasta tal punto que ayer el nuevo presidente remitió una carta a sus trabajadores en las que les comunicó que Abengoa ha iniciado el proceso de pago de las nóminas de febrero tras “resolver la liquidez necesaria para completar” los desembolsos que quedaban pendientes. Fuentes oficiales aseguraron que no había habido ninguna inyección de liquidez y que esta medida es posible por una serie de ajustes. Con la aceptación de Abengoa de que los accionistas se quedarán con el 5 por ciento de la nueva Abengoa, un porcentaje que podría variar ligeramente, según fuentes del proceso, supondra destascar la negociación entre bancos y bonistas para asumir -principalmente los segundos- una inyección de liquidez de 1.130 millones. Queda perfilar cuál es el reparto exacto del 95 por ciento restante -los bonistas tendrán más que los bancos- y conseguir que el rseto de acreedores se sumen al pacto para conseguir un apoyo superior al 75 por ciento.